El día estaba soleado en Playas de Tijuana, donde el muro fronterizo se confronta con el océano. Varios miembros del grupo DREAMers Moms (Madres de Soñadores) se reúnen al lado del muro fronterizo, con fotos de los miembros de su agrupación y sus niños. Hoy celebran un agridulce día de las madres plasmando en la espalda de sus camisetas rosas un grito interrogante: ¿HAN VISTO A MIS HIJOS?
Yolanda Varona, de 50 años de edad, fue deportada a México en el 2010, teniendo que dejar a su hijo, ciudadano de los EE. UU. y a su hija una DREAMER. El estar con sus hijos, ha sido el muy difícil y le desgarró el corazón.
Después de frustrada búsqueda por aliviar el dolor de la separación, Yolanda decidió unirse a otras madres para reclamar justicia. En el año 2014, surgió DREAMers Moms con el propósito de crear un espacio de encuentro para construir un movimiento de lucha por sus derechos humanos.
El gobierno de los EE. UU. tiene como política oficial separar a las familias migrantes, deportando a los padres y quitándole a sus niños en la frontera misma, para castigar así a los más vulnerables.
La Unión Americana de Derechos Civiles está litigando para lograr la legalización del status de algunas madres como residentes en los EE.UU. Ya tres de ellas han obtenido su legalización mientras otras seis están en el proceso de apelación.
DREAMers Moms ha logrado ayudar alrededor de 200 personas, incluyendo algunos migrantes de Europa. Yolanda Verona hace el llamado para unirse a sus esfuerzos en esta lucha por la justicia para las madres migrantes. Para contactarse con Yolanda Verona y su organización DREAMers Moms puede escribirle a: vol.var@hotmail.com o llamar al 664-130-6144 o vía Skype yoli2014.
Estas mujeres han sufrido el trato racista de la política de gobierno de los EE.UU., hasta el punto de haber sido víctimas de ataques sexuales y físicos, y en algunos casos hasta tener que vivir en las calles. Ellas sufren hoy, como los soldados en guerras injustas, el síndrome del pos trauma.
DREAMers Moms unifica a estas mujeres para juntas proveerse el amor y la seguridad para sanar sus heridas.
Por eso hoy juntas cantan y oran ante el muro fronterizo reforzado con mallas metálicas y barreras de acero. Dichas mallas han sido instaladas para prevenir que las familias de ambos lados de la frontera pudiesen estrechar sus manos y acercar sus rostros a través de la verja fronteriza. De esta manera el contacto físico entre las familias queda limitado a apenas tocarse con la punta de los dedos de las manos. Estas mujeres hacen precisamente esto, y así al menos sentir el flujo emocional de sus seres queridos en los EE. UU.
Rodearme de mujeres guerreras como las madres de los soñadores en un día de las madres ha sido para mi una experiencia que me ha imprimido un gran espíritu de humildad.
En su lucha no han abandonado la esperanza, manteniendo la antorcha que algún día se transformará en una hoguera de justicia.