Tania & Sandra: Dos mujeres migrantes en busca de un futuro para sus hijos

Tania y Sandra
Tania y Sandra
Foto: Margarito Diaz

 

Amadeus Sinbad con Sandra y sus hijos y Tania.
Amadeus Sinbad (derecha) con Sandra y sus hijos y Tania.
Sinbad es un joven de nacionalidad francesa. El se ingreso a la caravana en noviembre en la cd. de México. El es documentalista y vino ayudar de cualquier modo. Su oportunidad vino cuando cerraron el alberque del Deportista Benito Juárez y muchos migrantes rehusaron irse al nuevo albergue El Barretal. El empezó a recaudar fondos en la página de Facebook. Cuando se le pregunto que quería para la caravana el contesto, “Todos queremos lo mismo, una buena calidad de vida, es lo que yo quiero.”
Foto: Margarito Diaz

 

Tribuno del Pueblo: ¿Diganme sus nombes?

Tania: Me llamo Tania Lisette. Vengo de Honduras.

Yo deje dos hijos en Honduras. Me vine a trabajar para darle una buena educación y vida. Me vine sola. No los quise arriesgar porque están muy pequeños. Tengo una niña de dos años y un niño de cinco años. Me daba miedo hacerlo porque como se escucha mucho que están robando niñas entonces me daba miedo que fuera pasar algo así porque vengo sola. Mejor me arriesgo yo sola ha arriesgar a ellos.

Tengo 22 años.

Sandra: Yo soy Sandra y vengo de El Salvador.

Tengo problemas familiares muy grande. Para mi y para mis hijos es grande. El papa de mis hijos lo deje hace cuatro años. Yo salí de mi país hace seis meses. Estaba en Chiapas  pidiendo asilo. Cuando la caravana pasó por ahí pues yo me metí.

Tengo dos hijos, una niña de 4 años y un niño de 7 años.

Tengo 24 años.

TP: ¿Cómo les fue en la caravana, que les impacto?

S: La verdad lo que más me impactó fue ver mis hijos sufrir. Porque si aguantamos terreno y sol. Y incluso mi niña se quejaba cada momento. Decía “Ya no quiero caminar.” Y mi niño me decía “Mamá despertamos cuando ya esté claro. Cuando ya sea de dia. Porque tu siempre me despierta cuando es de noche. Y de noche es para dormir.”

T: Caminamos en la mañana cuando estaba oscuro y venía el niño llorando. Por el terreno y el río.

TP: la gente en el camino como las a recibido?

S: Hay más gente buena que mala. Porque si habido gente mala que nos ha ofendido. Pasó un señor que me dijo palabras… exageradas. Pero hay gente muy buena. Incluso, hay un lugar adonde la gente fue muy linda. La gente nos prestó baños, nos dio comida, dinero, y ropa. No tenemos nada malo que decir de los Mexicanos porque nos han tratado muy bien.

T: Yo pienso igual. Nos han atendido bien. No nos han tratado mal. Nos sigen apoyándo.

S: Incluso hay gente que se unió en la caravana para andar con nosotros. Hay muchos mexicanos que están con nosotros.

TP: Cómo se sintieron venir en un grupo tan grande?

S: Si, mas seguras. Mas apoyo. Mas ayuda.

L: Había gente que miraba a mi hija llorar porque ya no quería caminar y decía, ‘ven yo te ayudo’ y la subía a sus espaldas.

 

Edición especial conjunta del Tribuno del Pueblo y el People’s Tribune

 

De los editores

Corresponsales de Tribuno del Pueblo y People’s Tribune, Margarito Díaz, María Elena Martínez y Laura García, fueron a la frontera de Estados Unidos y México en San Ysidro-Tijuana para obtener para nuestros lectores las voces de los migrantes de la caravan que salió de América Central en octubre pasado y lleg’o Tijuana, México en diciembre.

La combinación tóxica de las políticas económicas y políticas corporativas de los Estados Unidos, la violencia de los carteles, la destrucción de sus cultivos debido al cambio climático y la corrupción de su propio gobierno está obligando a miles de trabajadores a abandonar Honduras, El Salvador y Guatemala.

Hemos reunido las historias de los migrantes y de los primeros socorristas en la batalla contra el muro y por los derechos humanos en este número especial. Agradecemos a todos los que compartieron sus historias, su tiempo, generosidad e inspiración.

Nuestra responsabilidad como activistas basados en la fé, trabajadores y guerreros de derechos humanos es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que nuestro gobierno respete los derechos humanos de los migrantes. Nuestra responsabilidad como seres humanos es darle la bienvenida a nuestras hermanas y hermanos, tal como lo hicieron otros antes que nosotros.

Ningún ser humano es ilegal.

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