La comunidad de Sacramento ha perdido Al Rojas, quien falleció el sábado 20 de marzo de 2021 en Sacramento. Venía de los campos del valle y ahora ha vuelto en espíritu a estos espacios.
Lo honramos siguiendo su ejemplo de vivir una vida comprometida. Fue un líder de la democracia sindical, un luchador por los campesinos y todos los trabajadores, un internacionalista que entendió que el destino político de México y Estados Unidos estaba ligado e inseparable. Como vio, ambos países están bajo el dominio de empresas transnacionales preocupadas únicamente por la mano de obra barata y las altas ganancias.
Al hablaba en voz baja, su voz podía ser suave. Pero no había duda de la furia de su amor por los trabajadores agrícolas como los miembros más explotados y oprimidos de la clase trabajadora y la energía que aportó a la lucha contra la injusticia cuando y donde la encontraba. O su desprecio por quienes, por hipocresía y egoísmo, traicionaron a los trabajadores y sus sindicatos.
Es bien sabido que cofundó la UFW y dedicó décadas de su vida a organizar el sindicato y el boicot a la uva. Es bien sabido que se opuso a la UFW en años posteriores como resultado de su incapacidad para mantener la democracia sindical y su incapacidad para representar los intereses de sus miembros. Se desempeñó como presidente, y en otros cargos oficiales, del Capítulo del Norte de California de la AFL-CIO del Consejo Laboral para el Avance Latinoamericano (LCLAA).
Luchó por exponer el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la causa de la migración forzada y la separación de millones de familias de trabajadores indocumentados. Nunca dejó de luchar por los derechos de los migrantes y los indígenas, no los llamen inmigrantes, diría él, victimizados y encarcelados por ICE y despojados de sus derechos humanos por la ley estadounidense.
Trajo el boicot de Driscoll Berry a Sacramento, exponiendo a la corporación Driscoll sobre la degradación ambiental, las condiciones de trabajo inhumanas y los salarios diarios de $ 10 o menos en el valle de San Quintín en Baja California.
Esta breve descripción no puede hacer justicia a la magnitud de la contribución histórica de Al Rojas a los movimientos de nuestro tiempo. Pero hay pequeñas cosas que muestran su corazón. En 2008, María Isabel Vásquez Jiménez, una trabajadora agrícola adolescente, murió a causa del calor extremo en los campos. Fue Al Rojas quien dio un paso al frente para exponer la complicidad política criminal que la llevó a la muerte. En 2009 Luis Gutiérrez fue asesinado a sangre fría por la Policía de Woodland. Fue Al Rojas quien reunió a sus seguidores, cuatro años después de su muerte, para una vigilia a la luz de las velas en la solitaria carretera donde Luis fue derribado.
Se echará de menos Al Rojas. Se ofrece el más sentido pésame a su familia.