Nuestro lado espiritual necesita un vehículo para expresar nuestra pena y amor de manera pública. Yo creo que los altares del Día de los Muertos, o algo similar, podría ser lo que necesitamos para llenar ese vacío que es más grande que el Gran Cañón.
Necesitamos un mes de sanación para estos tiempos tan difíciles de hoy día. Propongo que de ahora en adelante las fechas de entre el 5 de octubre hasta el 5 de noviembre sea nuestro mes de reconocimiento de los muertos.
Tenemos que recordar no solo a los que perdimos hace muchos años, pero también a todos aquellos que perdieron sus vidas en el año 2020 debido a la pandemia y/o a menos de policías asesinos. Para fines de octubre más de 200,000 personas murieron por el Covid-19. Adicionalmente honremos a todas esas personas de color asesinadas por la policía y los vigilantes, porque las vidas Afroamericanas si importan.
Los familiares no pudieron estar a la cabecera de sus seres queridos, ni tener los velorios o servicios funerarios que son parte de nuestra historia. Estas muertes también resultaron en daños económicos y emocionales para tantas familias.
Mi introducción (al Día de los Muertos) fue de niño.
Recuerdo haber visitado el cementerio y encontrado las tumbas de nuestros seres queridos. No había personal de mantenimiento así que las tumbas estaban llenas de maleza y basura que los vientos habían traído. Nosotros limpiábamos la tumba y poníamos flores.
Recordemos a nuestros muertos y pongamos al día la historia para aquellos que necesitan reconocer nuestra herencia cultural. En nuestro reconocimiento/celebración debemos que buscar la manera de incluir a los niños. La historia nos indica que ellos adoran pintar sus caras, las actividades culturales y el sentido de comunidad que crean.
Todos traen los platillos favoritos, las bebidas, fotos y artículos del difunto. Para un adulto puede que sean los mejores tamales, el pan dulce, pan de muertos, y las calaveras diseñadas específicamente para el Día de los Muertos. Las calaveras exhiben diseños llenos de color que representan la vitalidad de la personalidad única del difunto. Un niño puede ser recordado con dulces, galletas, sodas o juguetes que eran parte de sus vidas.
Con el tiempo nos hemos convertido en una sociedad mobil y migrante. Por consecuencia descubrimos que no era tan fácil tener acceso a las sepulturas de nuestros seres queridos. Por lo tanto, empezamos a crear altares en las casas y las comunidades. Las velas, fotos, cartas, bebidas alcohólicas, tabaco, y artículos de comidas decoraban los altares.
No podemos esperar por la compasión de los líderes nacionales.
Hemos esperado mucho tiempo por una respuesta de compasión y no hemos recibido nada. No nos queda otra mas que crear nuestro propio espacio para el luto, la celebración y el saneamiento.
Mientras lamentamos la pérdida de cada vida también tenemos que tomar el tiempo para celebrar todo lo que ellos significaban para nosotros. Hay que apoyarnos uno al otro y abrazar fuertemente las memorias de nuestros seres queridos fallecidos.
Cuando al fin me coloquen mi foto en el altar, espero que pongan suficiente jalapeños para todos. Para que sepan, si no hay suficiente jalapeños o chile verde de Hatch New Mexico, yo voy a regresar hasta que los siembren en el jardín del amor en el cielo, entre las nubes.