No podemos perder nuestra humanidad

Hermana Norma Pimentel
Hermana Norma Pimentel (der.)

 

Mi nombre es hermana Norma. Yo fui quien tomó la iniciativa de organizar la respuesta humana para recibir a las muchas familias inmigrantes que llegan aquí desde el sur de la frontera. Nuestra comunidad sintió la necesidad de responder y ayudar a estas familias.

Empezamos a ver a las familias que habían sido detenidas y procesadas por la patrulla fronteriza y luego liberadas por el ICE. Se les dio permiso para continuar su proceso de inmigración legal en otro punto de los Estados Unidos.

Fueron dejados en la estación de autobuses. Estas familias estaban perdidas. Estaban sucios, enlodados, hambrientos, atemorizados. Los niños lloraban. Estaban deshidratados. Vimos esta gran necesidad de ayudarlos.

 

inmigración de los Estados Unidos
Los niños/niña que han muerto a causa de la política actual de inmigración de los Estados Unidos.

 

Pudimos atender sus necesidades esenciales y restaurar su dignidad, de tener una idea de quiénes son como personas. También les ayudamos a ponerse en contacto con sus familiares para que puedan obtener un boleto de autobús y puedan pasar al siguiente paso en su viaje.

Es importante que la gente vea la verdad, lo que vemos aquí en la frontera. Vemos familias, no vemos delincuentes. Vemos niños, madres y niños menores de 10 años que necesitan ayuda.

 

Oscar y su hija Valeria
En busca de mejor vida, Oscar y su hija Valeria, terminan ahogados debido a las políticas de inmigración.

 

Están aquí pidiendo asilo, pidiendo vida. No están aquí para hacerle daño a nadie. Ellos están huyendo para no ser heridos. Son víctimas de violencia y se escaparon de esa violencia.

Están pidiendo la oportunidad de estar aquí hasta que las cosas mejoren en su país. Es desafortunado que los estemos deshumanizando, que podamos descartarlos fácilmente como si fueran desechables.

 

Joanna Medina
Joanna Medina, una migrante transgénico es una más víctima que muere días después de ser puesta en libertad por ICE.

 

Tenemos una gran responsabilidad como nación para proteger nuestras fronteras, para mantenernos a salvo de los delincuentes, pero no podemos llamar delincuentes a todos los que ingresan al país. No podemos perder nuestra humanidad en el proceso de tratar de mantener a este país seguro. Debemos aprender a diferenciar entre las familias que son víctimas de delitos, que piden ayuda y los delincuentes.

Dios fue tan bueno al saber cómo hacernos como personas humanas que gravitamos hacia alguien que está sufriendo para ayudarlos.

No hay nada de que temer, acercarse y ayudar a otro ser humano que está en peligro, si es que deban estar aquí o no, eso es secundario porque alguien debe averiguar el proceso de tramitación de la solicitud de asilo y asegurarse de que se haga de manera correcta y humanitaria.

Pero al mismo tiempo, también debemos respetar la vida, protegerla y defenderla, porque si no lo hacemos, entonces estamos actuando en contra de nuestro propio sentido de quiénes somos como personas.

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