Un espectro está inquietando a Estados Unidos: es el espectro del fascismo. Una vez asociado principalmente con la Alemania de Hitler, este asalto al por mayor contra la democracia y los derechos humanos y civiles se está convirtiendo rápidamente en una realidad en los Estados Unidos.
Sobre la base de un legado de esclavitud, genocidio y discriminación, los elementos para el fascismo siempre han existido en nuestro país. Sin embargo, han sido suprimidos cuando los intereses comerciales y los políticos lo consideraban oportuno. Esto sucedió con los Estados Unidos y sus aliados al unirse para derrotar al fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, y durante la era de los Derechos Civiles de los años 60 y 70 para suprimir la segregación de Jim Crow en este país.
Hoy, el fascismo está levantando su fea cabeza una vez más. Esta vez, sin embargo, promover y / o permitir que el fascismo crezca y prospere sirve los intereses de las corporaciones y los actuales funcionarios electos. Está sucediendo por la incapacidad del sistema de garantizarles a sus ciudadanos un trabajo bien remunerado, un hogar, una atención médica adecuada y la educación) debido a la rápida evolución de la tecnología de reemplazo de mano de obra en el país y la intensa competencia internacional que engendra. Lo que queda es el “palo”. Esto significa la represión, el control, la restricción de los derechos democráticos y el uso de chivos expiatorios de las poblaciones vulnerables.
Este entendimiento ayuda a explicar el asalto de la administración a los derechos de los inmigrantes. Así como Hitler criminalizó y deshumanizó a inmigrantes y judíos antes de la Segunda Guerra Mundial, Trump and Sessions a través de ICE están colocando niños en jaulas y destrozando familias – como chivos expiatorios a quien culpar por la caída del nivel de vida de muchos estadounidenses.
Afortunadamente, esta no es la visión de Estados Unidos que comparte la gran mayoría de los estadounidenses. Fuimos testigos de la repulsión moral y la ira de los estadounidenses que protestaban en las calles y los capitolios de todo el país. Ciudadanos comunes, miembros devotos de la iglesia, miembros de sindicato, estudiantes universitarios, maestros de escuela primaria, vecinos y muchos otros proclaman que este no es el país que quieren.
Estamos enfrentando momentos críticos en América. Se está librando una batalla por el corazon, la mente, y el alma de Estados Unidos.
Lo que se interpone en el camino de la agenda corporativa y la toma completa de una dictadura fascista es la creencia estadounidense en la democracia. Mientras los maleantes continúen confundiendo y dividiendo a las personas que trabajan según las divisiones de raza y del estado de inmigración, las corporaciones y aquellos que los sirven pueden tener éxito.
La lucha por lo que tenemos en común, independientemente de cuestión de raza o origen nacional, es para las necesidades básicas de la vida. Es la mejor y única defensa viable contra el fascismo. En un país de tan amplia riqueza, no hay necesidad de que nadie sufra de carencia, o que tenga que huir de dictaduras brutales respaldadas por los EE.UU en sus países de origen.
Lo que nos detiene es nuestra falta de unidad como clase de trabajadores con intereses opuestos a las corporaciones. Necesitamos entendernos unos a otros y lo que nos trajo aquí, y cómo tenemos que trabajar juntos para el bien común. Esa es la fórmula del éxito y tambien para nuestra supervivencia.