Mientras la oligarquía delibera, el pueblo paga el precio
“¿Qué irán a hacer mis nietos?”— David Patterson, ganador del galardón Turin de 2018.
Hasta al ganador del principal premio en computación de este año le preocupa el desempleo que se tendrá que enfrentar próximamente en una sociedad que solo recompensa el trabajo remunerado. David Patterson, quien trabaja para Google, espera que resolvamos este problema “antes de que retiremos las horcas y las guillotina” — una referencia sobre la Revolución Francesa.
La idea de estas horcas y guillotinas solo es una parte de la razón por la que los encargados de la formulación de políticas que están al servicio de los oligarcas mundiales están luchando en torno a este mismo asunto — un creciente grado de sensibilización sobre el hecho de que el aumento de los robots inteligentes amenaza con eliminar los puestos de trabajo de casi todas las personas.
Se están diciendo mutuamente (pero no a nosotros) que los trabajos que se automatizan más fácilmente son los de los hoteles y restaurantes, así como la fabricación de prendas de vestir, la clasificación de frutas y hortalizas, diversas tareas de construcción, la conducción de camiones y hasta ventas al por menor —los puestos de trabajo con bajos salarios y que realizan muchos latinos y sus contrapartes anglosajonas.
Por ejemplo, Adair Turner, de Gran Bretaña, (nada menos que el “Lord” Turner) es jefe del Instituto del Nuevo Pensamiento Económico —establecido por el multimillonario George Soros, cuya gran riqueza se ha amasado en gran parte debido a las especulaciones financieras.
Durante una conferencia de alto nivel celebrada recientemente en Washington, Adair afirmó lo siguiente: “Actualmente, sería posible automatizar el 50 por ciento de todos los trabajos”. Para 2060, “definitivamente seremos capaces… de haber alcanzado el 100 por ciento”.
Esta situación asusta aun a los oligarcas, pues comprenden que esto representa un peligro para ellos, su riqueza y su poder, pues amenaza a las personas comunes de la clase obrera, cuyos puestos de empleo desaparecerán. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
Una respuesta proviene del empresario en el campo tecnológico, Martin Ford, quien, en su libro titulado “Rise of the Robots” (El ascenso de los robots) predijo un “futuro sin trabajo”. En 2015, esta obra fue galardonada con el premio Business Book of the Year Award.
Ford considera que la revolución robótica en la producción será diferente a la revolución industrial del Siglo XIX. Él opina que es posible que uno de los resultados sea “un desempleo en masa, nadie tendrá dinero para gastar y la economía se derrumbará”. Esta situación tampoco es buena para la oligarquía, si desea seguir generando ganancias.
Tanto Ford como Turner están diciendo a los oligarcas que tendrán que pagar más impuestos y ofrecer a las personas al menos suficiente dinero para poder vivir — si es que desean evitar las “horcas y las guillotinas”, mantener sus billones de dólares y conservar su control de la sociedad.
Mientras tanto, el pueblo — la gente común de la clase obrera— está pagando un alto precio por el ascenso de la robótica.
TRABAJADORES AGRÍCOLAS: La industria agrícola de California, cuyo valor se estima en unos $50.000 millones se basa en la mano de obra latina — se calcula que las tres cuartas partes de estos son indocumentados. Al aumentar las deportaciones, la agroindustria está recurriendo a la automatización. Pequeños vehículos aéreos teledirigidos (“drones”), segadores y otros robots están demostrando que son sustitutos eficaces y rentables.
EMPLEADOS DE TIENDAS MINORISTAS: Walmart está compitiendo con Amazon en el uso de robots y de mano de obra más barata. Se están automatizando los pagos en las cajas. Los jornaleros se encargarán de la entrega de comestibles y otros productos. El propósito de Walmart es llegar a ser como Amazon, en cuanto al pago de sus trabajadores con solo el 20 por ciento de la riqueza producida, para así poder quedarse con el resto.
CARPINTEROS: La construcción de una compleja estructura de edificios que requeriría horas de mano de obra humana, ahora se puede terminar en un santiamén con carpinteros robóticos que usan un diseño asistido por computadora. Pero también pueden erigir estructuras sencillas. Un constructor suizo está terminando las estructuras de casas de dos pisos con el uso de robots. Asimismo, los “drones” están realizando mediciones en los lugares de trabajo, mientras que camiones sin conductores están entregando suministros de construcción.
CAMIONEROS: El gobierno de Estados Unidos ya ha empezado a usar un tipo de vigilancia robótica para limitar las horas que conducen los camioneros —legamente, se trata de un máximo de 11 horas en jornadas de 14 horas. Los camioneros han amenazado con hacer una huelga para lograr jornadas más largas. Ellos saben que ya pronto habrá camiones conducidos por sí mismos y tendrán que trabajar jornadas más largas para poder competir.
SECTOR HOTELERO Y DE RESTAURANTES: Los aeropuertos, los restaurantes y los hoteles podrían llegar a ser lugares “libres de mano de obra humana”. La gigante empresa mundial de productos electrónicos LG ya está vendiendo robots que llevan comidas y bebidas, ayudan a los huéspedes con el proceso de ingreso y salida en los hoteles y llevan sus maletas hasta sus habitaciones. ¿Cuál es la gran ventaja? “Los robots trabajan 24 horas al día, 365 días al año”.
En última instancia, los intereses de los oligarcas y los del pueblo no son los mismos. Si todavía mantienen el control cuando los robots asuman nuestras tareas, ¿qué probabilidades hay de que no se deshagan de nosotros, al igual que lo hicieron con las máquinas que antes operábamos?
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