El terremoto de Oaxaca resalta lo mejor de nosotros
OAXACA, MEXICO — Apenas llevábamos unos 10 minutos en San Mateo del Mar cuando se nos acercó una viejita menuda y chiquita cargando un bulto pequeño de flores blancas. Ella nos pidió de favor que la acompañáramos a su casa. Nosotros estábamos ahí para llevar un cargamento de ayuda a los damnificados por el gran sismo que azotó Oaxaca y para tomar registro fotográfico de lo sucedido. La señora se subió a nuestro auto y nos llevó a una puertecita de palma que apenas se lograba ver bajo un árbol caído.
“Pasen, pasen, voy a llevar mis flores” — nos dijo mientras abría la puerta de palma. Entramos a un patio de arcilla resquebrajada mientras la seguíamos unos metros atrás, al preguntarle si nos permitía tomar fotos, nos dijo claramente: Sí. Tomen fotos de lo que me pasó por favor.
Cuando logramos atravesar el patio fuimos testigos de una escena sin igual, toda una barda estaba totalmente caída sobre el patio de la casa de la señora. Aproximadamente 4 metros de barda de block había caído sobre su patio, evidentemente aplastando las pertenencias de la señora, llamaba la atención algunos troncos que sobresalían del suelo bajo la barda caída así como objetos cotidianos, miles de objetos cotidianos y cascajo regados por el suelo.
“Ahí” – dijo y señaló un bulto de bloques removidos, tierra, basura y un techo de palma que había colapsado dejando un espacio de unos 30 centímetros del suelo.-“Ahí murió mi sobrina”
Acto seguido y sin conocerme, me abrazó y comenzó a llorar apretándome con una fuerza tan extraordinaria como su angustia.
“Yo tengo 86 años, ella era una niña” repetía. No supe de donde saqué fuerzas para no desvanecerme en ese momento. La única certeza que tengo es que todo Oaxaca necesitará las fuerzas de una viejita de 86 años que lo perdió todo, incluso a su sobrina y aún así va a comprar flores para los suyos.
No es ficción. Es real. Es San Mateo del Mar