El 7 de mayo, la legislatura de Texas y el gobernador Greg Abbott firmaron en ley el proyecto de ley SB-4, es una ley anti santuario que permite a los agentes de policía interrogar a cualquiera y preguntarles su estado inmigratorio. A SB-4 se le llama la ley “Muéstrame tus papeles”.
Desde entonces, cientos y miles han estado protestado. En Austin, los miembros del consejo de la ciudad fueron arrestados y encarcelados. El 1 de mayo, la representante del estado, Victoria Neave, hizo una huelga de hambre de un día. Ciudad tras ciudad en Texas están presentando demandas contra SB-4 basado en el hecho de que es inconstitucional.
El 29 de mayo, más de mil manifestantes contra SB-4 llenaron la galería al final de la sesión legislativa con carteles, gritando, silbando y cantando. Ellos querían que los legisladores supieran lo que piensa la comunidad sobre SB-4. Algunos de los carteles decían: “Soy un inmigrante ilegal y estoy aquí para quedarme”.
El representante estatal Matt Rinaldi de Irving dijo a otros legisladores que había llamado a ICE contra los manifestantes. Algunos legisladores demócratas se ofendieron y llamaron a Rinaldi en el piso e hicieron contra amenazas hasta el punto de que Rinaldi amenazó con disparar a uno de los demócratas.
Esta tensión en esta sesión legislativa es acerca de quién va a controlar la política estatal. Los republicanos han estado en control desde 1994. Ellos tienen el control del Senado y la Cámara.
Con el precio del petróleo a 45 dólares el barril, la producción va en declive. Los ingresos de las compañías petroleras del estado no son los mismos que hace cinco años. Hay menos trabajos y las leyes represivas son la manera de controlar a la gente. Cuando la gente comienza a cuestionar la incapacidad de la legislatura de proporcionar empleos y necesidades básicas, es necesario un gobierno estatal represivo.
SB-4 específicamente ataca a los indocumentados entre nosotros. Los más vulnerables son los primeros en ser atacados, pero con el tiempo el ataque se extiende a todos los trabajadores. Afortunadamente, no son los años cincuenta o sesenta. No es una cuestión de color. Hoy es una lucha de clases.
Este pequeño grupo de derechistas quiere continuar las viejas formas de lucha basadas en grupos étnicos, “negro”, “blanco” y “café”. Pueden intentar dividirnos, pero debido a la tecnología estamos notando que los capitalistas se desocupan a los trabajadores independientemente de su color de piel, religión o preferencia sexual.
Este desplazamiento de trabajo da una base objetiva para la unidad real entre los trabajadores. Debemos ponernos de pie y luchar juntos. Un ataque contra uno es un ataque contra todos.