La comunidad latina está encabezando las acciones, pero el repudio del asesinato de Andy López, de 13 años de edad, es un sentimiento generalizado en el condado de Sonoma, California, donde la tasa de desempleo permanece alta después del colapso del sector de construcción que ocurrió en el 2008 –y el nuevo gran empleador es un casino de apuestas.
Los padres de familia en todo el condado se han percatado de que, al militarizarse la policía, tanto en términos de armas como de mentalidad, sus hijos podrían ser las víctimas siguientes en aquellos barrios donde con frecuencia la raza es un aspecto secundario a la clase.
En tanto los anglosajones de clase media se van dando cuenta que la oligarquía también los está desposeyendo, se está formando lentamente la unidad de una clase obrera.
Lo que surja a partir de la muerte de Andy López será importante para esa unidad. El llamado a la “¡Justicia ahora!” que están haciendo los estudiantes, tanto en inglés como en español, necesita una respuesta.
Hay que decir sí a la justicia para Andy. Pero también este momento hace un llamado a mucho más —justicia para la comunidad latina, justicia para todo el 99 por ciento.
Los barrios no incorporados y de bajos ingresos —en su mayoría latinos— en Santa Rosa, Petaluma y Sonoma deben incorporarse de inmediato. Asimismo, se debe sustituir al alguacil con la policía de la ciudad, y se deben pavimentar los caminos y ampliar los servicios de la ciudad.
Las elecciones en Santa Rosa deben efectuarse por distrito, no a nivel de toda la ciudad, a fin de que se puedan elegir los candidatos de la clase obrera, en vez de que los concejales provengan de las acaudaladas colinas del este. Todos los residentes deben tener su derecho al voto en las elecciones locales.
Las escuelas en los barrios de la clase obrera deben elevarse al más alto nivel dentro del distrito. Se debe despedir al chef de la escuela de inmersión francesa (con un salario de $100,000) y se deben utilizar estos fondos para ofrecer mejores almuerzos en todo el distrito.
Más allá de todo esto, el 99 por ciento necesita mejores puestos de empleo —o los recursos necesarios para llevar alimentos a la mesa y tener un techo con qué cobijarnos.
“¡Andy, presente!” están coreando las personas en Santa Rosa. Andy merece un mayor grado de justica que simplemente ajustar cuentas con su asesino. Necesitamos la unidad del 99 por ciento para lograrlo.