Un silencioso golpe a Fannie Mae y Freddie Mac
Quizás no lo note, pero alguno de los hombres más ricos de los Estados Unidos podría ser su arrendador. Si todavía no lo es, lo será pronto.
Algunos de los banqueros más grandes de la oligarquía, al igual que los encargados de los fondos de cobertura (también denominados fondos de inversión privada de alto riesgo) han asestado un silencioso golpe a Fannie Mae y Freddie Mac, las agencias gubernamentales que tienen en sus manos casi la mitad de las hipotecas de la nación y unas 200,000 viviendas en embargo.
En un programa piloto a finales del otoño anterior, el gobierno federal vendió más de 2,400 viviendas de estas agencias en Arizona, California, Florida, Illinois y Nevada a un pequeño grupo de fondos de cobertura.
Colony Capital, un fondo de cobertura de Santa Mónica (California) compró en un solo día casi 1,000 viviendas—en su mayoría en condados de Los Ángeles y Riverside.
Los especuladores de los fondos de cobertura que están comprando cientos y miles de viviendas en embargo hipotecario y las denominadas ventas en corto plazo tienen razón cuando afirman que este es “el nuevo rostro de los bienes raíces.”
Esto forma parte de la desposesión no tan paulatina por parte del 1 por ciento de la población que se apodera de los bienes de quienes en algún momento formaron la clase media—estadounidenses ordinarios con buenos trabajos, beneficios y prestaciones decentes, una esperanza para sus hijos y una vivienda.
Más que eso, todo esto forma parte del reemplazo de los trabajadores de carne y hueso por parte del 1 por ciento con computarización de alta tecnología y robots.
Antes de la crisis, la mayoría de los especuladores del mercado inmobiliario residencial eran pequeños inversores y muchos de estos eran agentes locales de bienes raíces. Ellos pasaban muchas horas nocturnas y gastaban sus lápices buscando la manera de calcular dónde comprar una o dos viviendas de alquiler, cuánto pagar por éstas y cuánto cobrar a sus inquilinos.
Como propietarios de viviendas que también eran, cuando colapsó el mercado inmobiliario, la gran mayoría de estos pequeños inversionistas perdió sus hogares y el dinero que habían invertido.
Ahora todos los cálculos que hacían con tantas dificultades se han computarizado y se hace con muy poco esfuerzo y trabajo—al menos para los bancos y los fondos de cobertura.
Éstos cuentan con el capital necesario para costearse el desarrollo de programas de cómputo de millones de dólares, los cuales procesan datos de miles de ejecuciones hipotecarias y ventas en corto, y pueden enviar a una horda de subalternos a comprarlas.
Lo que está sucediendo en Atlanta representa un buen ejemplo de esto. Los suburbios de esta ciudad sureña son algunos de los lugares donde los propietarios de viviendas han resultado más afectados por la crisis económica y donde es más alto el porcentaje de ejecuciones hipotecarias.
En un día reciente, Colony Capital, con sede en Santa Mónica, envió a 52 compradores a siete tribunales de los suburbios de Atlanta, donde gastaron $9 millones en remates de viviendas embargadas. Ellos confiaron en el Wall Street Journal de que estaban obteniendo algunos de estos hogares hasta un 25 por ciento más barato de lo previsto.
El competidor más fuerte de Colony en las licitaciones efectuadas en Atlanta ha sido el Blackstone Group, un fondo multibillonario de cobertura con alcance global y uno de los principales propietarios de bienes inmuebles comerciales en los Estados Unidos y en Europa.
El fundador de Blackstone, el billonario Peter G. Peterson, fue Secretario de Comercio durante la administración de Nixon y presidente del banco de inversiones Lehman Brothers.
Peterson asumió el cargo de Presidente del centro especializado de estudios denominado Consejo de Relaciones Exteriores cuando se retiró David Rockefeller. Y también se encabezó la Junta del Banco de Reserva Federal cuando el Secretario de Hacienda, Timothy Geithner era su Presidente.
El historial de Tom Barrack, Jefe Ejecutivo de Colony es bastante similar. Él forma parte del reducido grupo de las 400 personas más ricas de los Estados Unidos, fue miembro de la administración de Reagan, es asesor de la princesa saudí, es uno de los fideicomisarios de la Universidad del Sur de California y es propietario del rancho “Neverland” que ocupaba Michael Jackson.
Y estos son los personajes contra los que licitan los agentes de bienes raíces comunes y corrientes en los tribunales—y que pronto se transformarán en los propietarios de las viviendas de miles, si no es que de millones, de familias estadounidenses.
Este es el 1 por ciento personificado.