Francisco Reynoso es un jardinero que vive cerca de Los Ángeles. En el 2005, su hijo Freddy comenzó a tomar clases en el Colegio Universitario de Música Berklee—el primero de su familia que asistía a la universidad. Cuando Freddy falleció accidentalmente, las agencias recaudadoras empezaron a acosar a su padre para que pagara el resto de sus préstamos estudiantiles. A diferencia de una hipoteca, por ley, no se puede evadir el pago de un préstamo estudiantil a través de la bancarrota.
Al igual que sucede con las hipotecas, Reynoso descubrió que nadie sabe a quién pertenecen los préstamos. Él tampoco pudo obtener información sobre cuánto es lo que supuestamente debe. Pero aún así las agencias recaudadoras le exigen que pague la deuda.
Unos 36 millones de estadounidenses tienen deudas estudiantiles: el 94 por ciento que está estudiando para obtener un título está endeudado. Los estados aumentan las cuotas estudiantiles, lo cual a su vez incrementa las deudas y las ganancias privadas. En el 2010, las deudas estudiantiles ascendían únicamente a $100,000 millones. Ahora la misma es de $1 trillón.
La ley federal garantiza estas ganancias para Wall Street, ya que no se pueden solventar las deudas estudiantiles a través de la bancarrota. Además, el Departamento de Educación respalda esta deuda para garantía de los especuladores. La burbuja de las deudas estudiantiles podría ser el próximo golpe para la economía.
La deuda estudiantil se está transformando en títulos valores (es decir, algo similar a lo que ocurre con las hipotecas de alto riesgo) denominados SLABS (Student Loan Asset Backed Securities, o bien títulos valores respaldados por activos para préstamos estudiantiles), los cuales se están dividiendo y fragmentando, vendiendo y revendiendo diariamente para convertir a los estudiantes en una máquina dispensadora de dinero para Wall Street. Se calcula que el mercado especulativo para la deuda estudiantil de $1 trillón es de aproximadamente $2,67 trillones.
A todo nivel, las universidades están eliminando clases, lo cual hace que sea aún más difícil obtener un título. Cada vez más, las escuelas están negando a los estudiantes la oportunidad de reponer algún curso que reprueben. Al apartar a la gente de la educación superior se “crea el mercado” y se comercializa para el propio beneficio de las corporaciones de educación superior con fines de lucro, las cuales obtiene la mayor parte de su financiamiento de los préstamos estudiantiles.
Durante la mayor parte de la historia de los Estados Unidos, diversas formas de esclavitud por deuda han sido un elemento esencial para la economía de este país. La mayoría de los primeros colonos europeos fueron sirvientes por contrato, los cuales trabajaron para sus amos durante al menos siete años. Asimismo, la esclavitud por deuda se utilizó como arma económica durante la era de las leyes de Jim Crow.
Con la ayuda abierta del gobierno, Wall Street está en proceso de “financializar” todo lo que posiblemente puedan vender como productos financieros especulativos. Una vez que usted se endeuda, aparece el Estado para utilizar sus poderes policiales coercitivos, a fin de criminalizar a los deudores. Muchas municipalidades, distritos escolares y entes de obras hídricas ahora están endeudados. Con ello, se somete a comunidades enteras a una forma de esclavitud por deuda.
En el 2008, los estadounidenses compraron la deuda de Wall Street por al menos $16 trillones de dólares. ¡Saldamos todas las deudas con este dinero”! El hecho de cancelar una deuda—ya sea estatal, local o individual—significa que estamos pagando dos veces.
¡Se deben abolir todas las deudas! ¡Hay que nacionalizar todas las deudas estudiantiles! ¡La educación superior debe ser gratis!