Las protestas de “ocupación de Wall Street” en todo el territorio de los Estados Unidos muestra la forma en que, finalmente, los estadounidenses se están pronunciando en contra de los grandes bancos y sus políticos “comprados y pagados”.
Y las protestas han tomado un matiz global. El 15 de octubre, surgieron diversas manifestaciones en más de 900 ciudades en el mundo para mostrar apoyo. Tal como lo señaló el periódico mexicano La Jornada, las finanzas globalizadas han logrado que también surjan “una indignación y un descontento globalizado”.
Uno de los organizadores en Chile aseveró que el 15 de octubre fue histórico, pues se celebró “el primer encuentro universal de ciudadanos por un mundo mejor”.
Denominándose a sí mismos como los indignados y las indignadas, los manifestantes en América Latina internacionalizaron el movimiento español “Democracia real ya”, al igual que el de “Ocupación de Wall Street” en los Estados Unidos.
Por supuesto, ambos movimientos están en deuda con la “Primavera árabe”, los movimientos masivos en África del Norte y el Medio Oriente que han logrado derrocar a diversos dictadores en esa región. Y si bien las protestas tuvieron un carácter internacional, las mismas también estuvieron arraigadas en las propias luchas de cada país.
En Santiago de Chile, unos 5,000 indignados e indignadas marcharon con músicas y bailes, hicieron un llamado a una nueva constitución y mostraron su apoyo a los estudiantes universitarios que están en
huelga por estar a favor de un sistema de educación pública gratuita.
Por su parte, los argentinos participaron en manifestaciones en al menos ocho ciudades, incluida Buenos Aires. En estas protestas se incluyó un movimiento de desempleados que se desarrolló durante la crisis financiera del 2011. Uno de los manifestantes explicó que “no se puede continuar así.
Los ricos crearon la crisis y nosotros, los pobres, siempre terminando pagando”.
Asimismo, los manifestantes en la Ciudad de México, al igual que en otras veinte ciudades del país, llevaron carteles que decían “Estamos hasta la madre” (es decir, ya estamos hartos”).
Este eslogan ha tenido éxito en las protestas mexicanas de este año, incluida una marcha en la capital para hacer un llamado al fin de la violencia.
Eduardo Galeano, renombrado autor uruguayo, opinó que las manifestaciones internacionales muestran que “no estamos condenados a vivir bajo la dictadura universal más peligrosa.
Todo puede cambiar”.