VISALIA, CA – Hay más de 34,500 procesadoras de alimentos y jugos en los EEUU. Los cinco estados con el mayor número de plantas incluyen el 35% de la población nacional. Hay estados donde la mayoría de los trabajadores son latinos, incluyendo California, con más de 5,000 plantas.
La vulnerabilidad de estos empleados es extrema en cuanto al aumento de infecciones, especialmente porque la administración de Trump, son muy pocas veces que se inspecciona a los empleadores y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) permite que sean flexibles en la aplicación de políticas para el control de las infecciones en los lugares de trabajo.
Anteriormente, el Presidente Trump emitió una orden ejecutiva ordenando que todas las procesadoras de alimentos se mantuvieran abiertas sin considerar el nivel de infección, y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) permite que sean flexibles en la aplicación de políticas para el control de las infecciones en los lugares de trabajo.
Nos encontramos en el “apogeo” de la temporada de recolección de cultivos y en el auge de las labores de empaquetado en todo el estado de California, donde miles de empleados están trabajando sin descanso en las condiciones laborales propias de una producción intensa, lo que los hace inherentemente susceptibles a las infecciones.
Esto se repite por todo nuestro país con los empleadores demostrando diferentes grados de compromiso con la seguridad de sus empleados.
Dado que los latinos representan la vasta mayoría de trabajadores esenciales en la agricultura, esta es la fórmula ideal para una “tormenta perfecta” que tiene el potencial de devastar a las comunidades locales y eventualmente al estado entero.
El aumento actual del índice de infecciones es un claro indicio que la comunidad latina continuará siendo afectada adversamente. Se hace cada vez más claro que el racismo estructural arraigado se manifiesta más durante tiempos de crisis.
Si nuestra comunidad está sujeta a diferentes normas y se espera que trabaje bajo condiciones peligrosas, tenemos que demandar inmediatamente la garantía de que su seguridad y bienestar sean de la más alta prioridad.
La falta de liderazgo nacional, y el fracaso de la administración en desarrollar una política centralizada y coherente, han contribuido a la proliferación de infecciones de Covid a través de varios estados claves donde un número significativo de latinos viven en la pobreza y son empleados como trabajadores esenciales. A nuestro detrimento, los EEUU hoy en día tiene el 25% de las infecciones en el mundo con solo el 4% de la población y una tasa de muertes similar.
Como trabajadores esenciales, los latinos aseguran que la comunidad mayoritaria está bien alimentada y servida, sus hijos y sus ancianos bien cuidados, sus casas y sus instalaciones limpiadas y mantenidas, sus sembrados cultivados y cosechas, su ganado manejado correctamente, sus comidas de restaurante preparadas, servidas, y entregadas, y sus hoteles limpiados.
Mientras que muchos siguen prosperando durante la recesión actual, la mayoría de los latinos reciben sueldos bajos, se mantienen en pobreza y, con frecuencia, son forzados al desempleo, sin alimentos ni cuidado de salud básico. Aún más alarmante. Miles de niños continúan separados de sus padres, y muchos se mantienen en jaulas, donde sucumben a las infecciones de Covid.
A pesar de esta imagen espeluznante, demasiados en la sociedad ignoran esta política de Trump o continúan con el discurso que esto es para “el bien común”.
Hay que enfatizar enérgicamente que existe una gran angustia dentro de la comunidad mexicana-americana, que la pandemia tendrá un creciente impacto adverso sobre nuestra comunidad, y no hay señales de que una estrategia centralizada, cohesiva y ejecutable está siendo implementada a nivel estatal, especialmente en el lugar de trabajo.
Nuestros miedos más profundos se confirman con las muertes de las infecciones de Covid multiplicándose en la comunidad latina. En California, los latinos representan el 60% de las muertes (de Covid) y el 75% de las muertes en la categoría de personas de 18 a 45 años de edad.