“Como padre, sientes mucho dolor. No quieres que tus hijos, tan jóvenes y con toda su vida por delante, sean destruidos injustamente”, dijo Christopher Guardado, padre de Andres en la protesta del 21 de junio.
El se dirigió a cientos de manifestantes, que se habían reunido en Gardena, California, para exigir justicia para Andrés Guardado, su hijo de 18 años de edad. Andres fue asesinado a tiros por la policía afuera de un taller de reparación de automóviles el 18 de junio.
Después de dispararle a Guardado, que trabajaba como guardia de seguridad en la tienda, seis veces, los agentes del sheriff del condado de Los Ángeles supuestamente confiscaron y posiblemente destruyeron las cámaras de seguridad cercanas y tomaron el DVR que almacena todo el video filmado por las cámaras de vigilancia antes de obtener orden.
La manifestación del domingo fue organizada por Unión del Barrio con la ayuda de la familia de Guardado y grupos locales, incluyendo Black Lives Matter Los Angeles.
Ron Gochez, miembro de Unión del Barrio, dijo que la protesta de último minuto fue una “acción de unidad entre latinos y negros” porque las comunidades negra y latina son víctimas del mismo “terrorismo policial”.
En California, los latinos representan el 39 por ciento de la población del estado, pero representaron el 46 por ciento de las personas asesinadas por la policía entre los años 2016 y 2018.
Los manifestantes marcharon desde el lugar del tiroteo hasta la estación del Sheriff de Compton con gritos de “¡Muéstranos la cinta!” y “¡Asesinos!” Pasaron por Redondo Beach Boulevard, donde Andrés recibió un disparo mortal.
Un golpe de tambor acompañó a los manifestantes mientras marchaban, cantando y sosteniendo carteles que decían: “Solo tenía 18 años”, “Justicia para Andrés Guardado”, “No hay justicia, no hay paz” y “No fondos a la polícia”.