Aferrándose a la solidaridad colectiva durante el coronavirus

Enfrentamos una crisis existencial como ninguna que hemos experimentado en nuestras vidas. Hemos pasado las últimas semanas acostumbrándonos a una nueva normalidad. Estamos adquiriendo un vocabulario nuevo y ajustandonos a nuevas normas. Estamos aprendiendo sobre epidemiología, higiene de manos, equipo para protección personal, y ventiladores.

También hemos ganado un creciente respeto y admiración por algunos a los que nunca prestamos suficiente atención. Estos son los hombres y mujeres que mantienen las tiendas de abarrotes y las farmacias abastecidas y abiertas, nuestras cadenas de suministro de alimentos y sistemas de transporte en funcionamiento, y nuestras instalaciones médicas que brindan atención en las circunstancias más difíciles. Estos trabajadores esenciales son nuestros nuevos héroes.

Esta pandemia nos ha transformado de forma irreversible y permanente. Si no podemos regresar al pasado ¿cómo avanzaremos hacia el futuro?

Autor y activista Arundhati Roy discute cómo las sociedades pueden usar las crisis para catapultarse hacia un futuro mejor.

“Históricamente, las pandemias han forzado a los humanos a romper con el pasado e imaginarse su mundo de otra forma. Esto no es la excepción. Es un portal, una entrada entre un mundo y el otro.”

Roy argumenta que tenemos opciones: podemos atravesar ese portal aferrados a ideas ultra pasadas, y al prejuicio o “Podemos caminar despacio, con poco equipaje, listos para imaginar otro  mundo. Y listos para luchar por el.”

Al igual que Roy, justo más allá del portal, vemos los destellos de un mundo más justo y una formulación de políticas más audaz. Ahora tenemos pruebas de que el gobierno federal, en las circunstancias correctas, es capaz de actuar decisivamente, de manera bipartidista, para resolver grandes problemas.

Las ideas que parecían fantásticas y utópicas ahora parecen necesarias y pragmáticas. Muchas disposiciones de la Ley CARES, como garantizar un ingreso básico, proporcionar beneficios de desempleo razonables y hacer disponibles préstamos en términos generosos, parecían inimaginables hace solo unas semanas.

Además, hay esfuerzos para ampliar el acceso a la atención médica y proporcionar más perdón y flexibilidad en la forma en que tratamos a las personas cuando están estresadas y bajo presión financiera.

No es una formulación de políticas perfecta, de ninguna manera, ya que muchos inmigrantes han quedado fuera de la nueva red federal de seguridad social. Sin embargo, el público ahora ve que nuestro gobierno puede ser expansivo, inclusivo y generoso. Muchas empresas e individuos también pueden serlo. Sí, podemos cuidarnos el uno al otro.

Debemos continuar defendiendo a los trabajadores esenciales, muchos de los cuales son inmigrantes, que no tienen el lujo de quedarse en casa y refugiarse en el lugar. Debemos recordar a estos héroes que nos mantuvieron a flote incluso sin las protecciones y el apoyo que se merecen.

En el nivel más básico, ahora sabemos irrefutablemente que todos estamos juntos en esto, que dependemos unos de otros y que nuestro comportamiento tiene efectos de onda en nuestra comunidad, estado, nación y mundo.

La pregunta de si una sola persona puede hacer la diferencia ahora ha sido respondida definitivamente. Nuestra interdependencia y mutualidad nunca ha estado en una exhibición más severa que durante esta emergencia de salud pública.

La crisis también nos ha mostrado lo que es posible cuando nos unimos en un propósito compartido y dejamos atrás la polarización y la división profunda que azota a nuestro país. Resulta que cuando empujas la política a un lado y hablas de cooperación durante una crisis, una abrumadora mayoría de las personas dice que trabajarán juntas para superarla.

El regalo de este momento difícil pudiera ser una nueva y duradera historia de un mundo interconectado y más caritativo. Si lo podemos mantener, esta narrativa solidaria nos pudiera servir mucho después de que la pandemia haya pasado.

Así que crezemos por este portal que la pandemia nos ha abierto con un sentido renovado de conexión, de apreciación por nuestro destino compartido, y el conocimiento de lo que es posible cuando nos cuidamos unos al otro. Aferrarse a esto será clave cuando llegue la recesión, aumente el desempleo y aumenten las tensiones políticas que se da[an en camino a las elecciones de noviembre. Quizás esta pandémica nos inocula a todos en contra la plaga de la división, el culpar “al otro” y hacerlo el chivo expiatorio que hemos sufrido por demasiado tiempo.

Articulo original en Immigration Impact, un proyecto de American Immigration Council.

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