La pregunta más importante es: ‘¿De quiénes serán los robots?’
Ahora veamos las buenas noticias.
Recientemente, al hablar durante una visita a un instituto policial de Los Ángeles, Feng Xiang, erudito chino en el campo jurídico, concluyó que la inteligencia artificial (IA), es “el reto más trascendental que enfrenta la sociedad actualmente”.
Formado académicamente en Harvard, Feng es profesor de la Universidad de Tsinghua en Beijing, una de las principales instituciones educativas en el campo tecnológico en China y uno de los centros principales para el desarrollo de máquinas pensantes en el país. China va mano a mano con los Estados Unidos en el campo de la inteligencia artificial.
Feng considera que la inteligencia artificial se mantiene bajo el control de las fuerzas del mercado capitalista e, “inexorablemente, esto dará como resultado un oligopolio súper rico de billonarios en el área de los datos, los cuales se benefician de la riqueza que crean los robots que desplazan la mano de obra humana y van dejando a su paso un desempleo masivo”. Feng piensa que una economía socialista que sea propiedad de todos podría representar una solución.
Él afirma que “si la inteligencia artificial asigna de forma racional recursos a través de un análisis de macrodatos”, se podría lograr “una economía planificada que funcione en la realidad”. Asimismo, Feng explica que entre más se transforme la inteligencia artificial en una tecnología para todo propósito, “menos sentido tendrá permitir que siga estando en manos privadas”, al servicio de unos cuantos, en vez de servir a muchos.
Una economía capitalista de mercado funciona razonablemente bien mientras cree puestos de trabajo para todas las personas, afirmó Feng, “pero cuando la industria solo produce desempleo, a medida que los robots asumen cada vez más tareas, no queda ninguna otra buena alternativa más que la intervención del Estado”. Entonces, la inteligencia artificial liberará a la gran mayoría de personas de las tareas pesadas y fastidiosas, “mientras al mismo tiempo crea riqueza para mantenernos a todos”.
Feng no es el único que piensa así. Mark Carney, quien nació en Canadá y ahora es jefe del Banco de Inglaterra, considera que la pérdida masiva de puestos de empleo que ocasiona la tecnología podría generar un desempleo masivo y a un estancamiento salarial, y esto podría dar origen al ascenso del comunismo.
Pero no hay de qué preocuparse. A pesar de que los oligarcas le han dado mala fama al comunismo, en realidad, lo que describe Feng se refiere a una sociedad de propiedad conjunta en la que haya “suficiente para todos”.
En efecto, en vez de preguntar si las máquinas reemplazarán a los seres humanos, Daniel Susskind, economista de la Universidad de Oxford, considera que debemos formularnos la pregunta siguiente: “¿Cómo distribuiremos la riqueza en un mundo en el que habrá menos trabajo? Y la prestigiosa revisión tecnológica del MIT señala que aquí la pregunta importante es ‘¿De quiénes serán los robots?’
Es mejor que sean de nosotros que de los oligarcas.