La conferencia binacional reprende a la dirigencia demócrata, al igual que a los republicanos
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA, por sus siglas en inglés) no se trata de comercio. Ese fue el mensaje que resonó en toda la conferencia binacional.
En vez de ello, el NAFTA se trata de la total penetración corporativa y del dominio de la sociedad y de la economía mexicana y centroamericana, a medida que las empresas de los Estados Unidos desplazan las fábricas hacia México, explotan su desesperada fuerza laboral y culpan a los “inmigrantes” por la pérdida de trabajos en los Estados Unidos.
Aunado a esto, una parte fundamental del mensaje de la conferencia fue que la dirigencia demócrata en Washington ahora es, y siempre lo ha sido, un socio absoluto en la consecución de este objetivo. De hecho, los convocantes de la conferencia incluyeron esto en una carta abierta a los directivos de su federación sindical, la AFL-CIO.
En el documento escribieron lo siguiente: “Durante los últimos 23 años, todas las administraciones de los Estados Unidos han saqueado a México. En nombre de la eliminación de ‘barreras’ para el comercio y las inversiones de los Estados Unidos, Washington ha exigido que México destroce su propia constitución”. Los convocantes de la conferencia también explicaron que “la propiedad cooperativa de la tierra en los ejidos, al igual que el control público de las telecomunicaciones, el petróleo, los acuerdos de negociación colectiva y los sindicatos —se consideró que todo esto eran ‘barreras al comercio’”.
Ellos también escribieron que “se ha obligado a México a abrir sus mercados a productos agrícolas procedentes de los Estados Unidos, lo cual diezmado la producción agrícola mexicana. Actualmente, el 45 por ciento de lo que se consume en México, en términos de frijoles, maíz, arroz, azúcar y trigo, proviene de los Estados Unidos”.
“Todas estas medidas son responsables de la emigración masiva de millones de campesinos, obreros y jóvenes mexicanos hacia los Estados Unidos”, explicaron los convocantes, añadiendo que “se les ha obligado a emigrar para poder alimentar a sus familias”.
Pero los convocantes de la conferencia no lo dejaron hasta allí, sino que también expresaron sus preocupaciones a la propia AFL-CIO:
“Consideramos que es muy confuso y desmovilizador afirmar, tal… como lo hace la dirigencia de la AFL-CIO, que las propuestas de la administración Trump, si bien no solucionan las muchas deficiencias del NAFTA, son ‘un paso hacia la dirección correcta’ y representan una ‘propuesta brillante en momentos de retos extremos para las familias norteamericanas’”.
LCLAA, FLOC y los entes sindicales centrales de California que participaron en la conferencia son miembros de la AFL-CIO. Su carta abierta forma parte de un debate importante dentro de la federación: si será o no una voz para los obreros que sea independiente tanto del Partido Demócrata como del Republicano.
