La infraestructura física de la isla eventualmente será reparada. Y la mayoría probablemente quedará mejor que la red eléctrica decaída y obsoleta que ya batallaba mucho ántes del huracán.
Pero la gran pregunta es ¿para quién serán esas mejorías? Números significantes de puertorriqueños ya se estaban mudando a los Estados Unidos — particularmente Florida — por causa del deterioro de la calidad de vida y la falta severa de oportunidades económicas. Además la gentrificación de la isla era visible en los meses y años antes de que Maria desencadenó lo que se espera será una migración masiva al continente.
Con una crisis fiscal no tan diferente al de Illinois- exacerbado por la inhabilidad de independientemente tomar decisiones fiscales en su propio interés — Puerto Rico se declaró en bancarrota en la primavera de 2017.
Supervisada desde el verano pasado por la junta de control fiscal PROMESA, establecida por la administración del presidente Obama, la isla ya había perdido cualquier independencia que tuviera para tratar con su insolvencia. La ley PROMESA que fue aprobada prometía asegurar que los capitalistas buitres beneficiaran mientras las escuelas, la red eléctrica, el sistema de salud pública y los servicios sociales fueran forzados a desmantelarse para poder pagar a los acreedores o dejados a morir. Mientras tanto el gobierno de Puerto Rico ponía en rigor medidas para atraer nuevos residentes — inversionistas ricos de los Estados Unidos — como una táctica para mejorar el futuro económico de la isla.
Puerto Rico nunca se ha recuperado de la Gran Recesión que estremeció a los todo los Estados Unidos hace casi una década. Y ha quedado atrás de los Estados Unidos económicamente por más de un siglo, desde que fue colonizado en 1898 por este país cuando ganaron una guerra con España, el primer colonizador de Puerto Rico.
Habiendo obtenido el estatus de ciudadanía en 1917, justo a tiempo para ser reclutado para la Primera Guerra Mundial, los puertorriqueños, tanto en la isla como al otro lado de la diáspora, han sido divididos por mucho tiempo sobre la categoría de ser estado, el statu quo, o si la independencia mejoraría la situación de la isla. Pero en cualquier caso de la postura de uno sobre el estado, la evidencia es abundante sobre la ciudadanía de segunda clase de Puerto Rico en relación a los Estado Unidos. Comenzando con el nivel de pobreza que por mucho tiempo ha sido más alto que el estado más pobre de los EEUU hasta la utilización de su población para experimentar con drogas, hasta las prácticas de bombardeo militar que jamás serían aceptables en las comunidades blancas de los EEUU.
Los ciudadanos estadounidenses que residen en Puerto Rico no pueden participar en la elección del presidente de los EEUU y no tienen representación en el Congreso pero sí tienen que aguantar las decisiones de políticas que quizás ni representen sus intereses. Y la historia de la relación de los EEUU con Puerto Rico está repleta de decisiones impulsadas por Washington D.C. que han tenido impactos negativos en Puerto Rico, no menos entre ellos la Legislación Jones. Esta legislación, la cual no permite que barcos extranjeros entregan bienes a Puerto Rico, por años ha añadido miles de millones de dólares en costos a los consumidores cuyos bienes tienen que ser enviados en embarcaciones que llevan la bandera de EEUU. Los dólares que son chupados de la economía de Puerto Rico por esos costos, impuestos por los EEUU, reflejan el nivel de deuda que ahora cargan a Puerto Rico. En otras palabras, la crisis financiera de Puerto Rico potencialmente pudiera haber sido evitada si no fuera por las regulaciones de la Legislación Jones. Y ahora esas regulaciones han obstruido los esfuerzos por otros países de enviar asistencia directamente a Puerto Rico después del desastre del Huracán Maria. Los paises extranjeros no podían enviar asistencia directamente a Puerto Rico hasta que la legislación Jones fue levantada por la administración de Trump. Aunque Trump levantó esas restricciones inmediatamente para asistir en Texas Y Florida después de los Huracanes Harvey e Irma, el demoró esa ayuda en el caso del Huracán Maria. Y entonces levantó la legislación de Jones para Puerto Rico por solo 10 dias.
MIentras tanto, el interior de la isla queda en ruinas, y hay numerosos reportes de que muchos pueblos y áreas rurales no han sido contactadas por ninguna asistencia de FEMA. Muchas familias en la diáspora comparten por medio de las redes sociales que han tenido poca o ninguna noticia de sus seres queridos en la isla, especialmente aquellos que viven en pequeños pueblos aislados en el el interior de la isla. Los reportes de los medios han resaltado algunos pueblos que no son alcanzables por los flujos de lodo y las carreteras destruidas. Y han mostrado otros pueblos donde las carreteras están abiertas pero no ha llegado ninguna ayuda federal.
Tres semanas después que azotó el Huracán María la gran mayoría de los puertorriqueños continúan sin electricidad o agua potable, sin acceso a servicio de teléfono o el internet. Aquellos que han visto su energía eléctrica restaurada viven mayormente en la región metropolitana de San Juan. El mayor número de residentes están sobreviviendo con pequeñas raciones de comida y agua y están esperando horas en filas por el gas que usan para operar generadores y vehículos. Los reportes de una crisis de salud pública emergente están aumentando mientras las personas mueren de enfermedades relacionadas con tomar agua de los ríos contaminadas con materia fecal, animales muertos y cosas por el estilo
Durante su visita atrasada y corta para sondear los daños del huracán, el presidente Trump visitó Guaynabo, una de las ciudades más ricas de Puerto Rico donde ya tenían la electricidad . El minimizó la magnitud de la crisis haciendo chistes despectivos sobre cuanto la restauración de Puerto Rico le iba a costar al gobierno de EEUU. Trump se demoró más de dos semanas en mandar la petición al Congreso solicitando el paquete de asistencia para Puerto Rico, y se ha reportado que la asistencia consiste de $4 mil millones en prestamos no en subvención. El presidente solo quiere cargar a Puerto Rico con más deuda.
Después de sufrir más de un siglo de control por los Estados Unidos y de enviar un porcentaje enorme de sus jóvenes a servir en el ejército de EEUU Puerto Rico está siendo tratado como el hijastro.
En realidad Puerto Rico está siendo tratado mucho peor que un hijastro. Mi esposo y yo estamos haciendo arreglos con mucho cariño para evacuar a mi hijastra de Puerto Rico y ayudarla a comenzar una nueva vida cómoda aquí con nosotros. Cuando mi hijastra universitaria deja el desastre que es Puerto Rico, igual que harán muchos otros, la fuga de cerebros que ya está en marcha va a empeorar. A la vez que centenares de miles de migrantes potencialmente dejan atrás la isla destrozada, tenemos que hacer la pregunta sobre ¿quién va a reconstruir Puerto Rico¿
Los puertorriqueños son personas muy resistentes, y muchos están declarando su intención de levantarse y vencer. Pero los buitres están volando por encima, listos para devorar el botín en el medio de la devastación económica. Y aquellos que buscan privatizar muchos de los activos de la isla ya estaban esperando en las alas, aun antes que llegara la tormenta
A la vez que sentimos el dolor de las pérdidas, tenemos que recuperar nuestro bello Puerto Rico. Algunos han reportado la esperanza que fue suscitada al ver los retoños en los ramos que habían sido despojados de sus hojas. Algunas cosas nunca volverán a ser como antes, pero vamos a asegurar que nuestra patria bella se recupera como un lugar que continuará a nutrir los puertorriqueños nativos por muchas décadas y siglos más.