“Un día, al abrir la llave de agua, me quede bien sorprendida porque el agua salió de un color amarrillo”, comento Lucia.
Desafortunadamente, debido al temor de ser deportada, Lucia es una de los 1.000 inmigrantes indocumentados en Flint que no acuden a los centros de distribución de agua, ni llaman por ayuda al número telefónico 211, ni tampoco recibirán los envíos de agua embotellada. Hace unos pocos meses, Lucia si fue a uno de los centros de distribución de agua y por alguna razón u otra, le pidieron como identificación su licencia de manejar. Y como ella no tenía este documento, ya nunca jamás ha vuelto a ese centro de distribución de agua.
FLINT, MICHIGAN — La gente de está ciudad está siendo envenenada — especialmente los niños — por medio del agua potable que está contaminada con plomo y otras toxinas. Esto es sólo el último ejemplo más repugnante e inmoral donde las corporaciones, no únicamente están controlando nuestro país, los Estados Unidos, sino también están verdaderamente matando la propia vida humana.
Los habitantes de Flint no sólo han entablado un pleito legal en contra de la ciudad y el estado, sino que también miles de personas han firmado una petición para el encarcelamiento del gobernador Rick Snyder. Snyder es el dictador principal quien encabeza un peligroso modelo político en Michigan: el peligroso modelo político de los fascistas Manejadores de Emergencia fascistas (Emergency Managers). Este modelo es de austeridad, o sea recortes en los servicios a beneficio de los trabajadores y conservar los beneficios y ganancias para las corporaciones.
Este modelo resulta en que el Manejador de Emergencia, al apoderarse del control de los fondos de los municipios y los distritos escolares, roba los parques comunitarios, las escuelas públicas, y mucho más. El robo corporativo, que se lleva a cabo hoy día, de los derechos al agua potable que pertenece al pueblo, sin duda ha sido la causa directa del envenenamiento completo de toda una ciudad, la ciudad de Flint, Michigan.
El principio fundamental de éste proceso de robo es el hecho de que las computadoras y los robots han estado reemplazando, ya por muchos años, la mano de obra del ser humano en su lugar del trabajo. Se pueden ver gráficamente los resultados de éste proceso en Flint en la fábrica de automóviles de General Motors. General Motors era en un día un centro industrial que mantenía trabajos con altos sueldos para miles de trabajadores, antes imprescindibles en la producción. Hoy día, el desempleo, la pobreza, la reducción de los salarios, la muerte y las ejecuciones de hipotecarias, los recortes del servicio de agua potable y la falta de viviendas, todo esto es lo que resulta cuando nuestra labor ya no es necesaria. Al fin de cuentas, algunos pocos individuos ricos junto con las corporaciones toman el poder y deciden quienes tendrán acceso a los recursos que sostienen la vida y a quienes les faltaran ese acceso.
La experiencia de Flint, Michigan, demuestra que los políticos de las corporaciones además de los partidos políticos no pueden representar plenamente los derechos del pueblo. Necesitamos nuestras propias organizaciones políticas para exigir que el gobierno atienda directamente a los intereses del pueblo. El agua debe ser una propiedad pública y el gobierno debe garantizar que toda la gente pueda obtener agua potable, que no únicamente esté protegida contra los contaminantes, pero que también esté limpia para consumir. Toda ésta seguridad debe de estar a la mano de toda la gente sin tomar en cuenta que tanto dinero tendrán para comprarla. El gobierno ha intervenido en rescatar los bancos y otras industrias — ¿por qué no pueden también rescatar los trabajadores?
