El ataque a los inmigrantes en los Estados Unidos es implacable. Debemos trazar una línea ahora. No es posible, y nuestros gobernantes están bien conscientes, tener una sociedad democrática, cuando a un sector de la clase obrera se le niega su humanidad y es aislado del resto. Y, ese es el punto.
El capitalismo es un sistema moribundo. Con su desplazamiento permanente de más y más trabajadores debido a la automatización, los gobernantes necesitan una dictadura para contener la lucha inevitable por alimentos, vivienda, salud y una vida digna. Es por eso que nos deben dividir.
Debemos unirnos y luchar por una nueva sociedad en la que las personas, no una pequeña clase de multimillonarios, con sus lacayos en los partidos demócrata y republicano, gobierne a la sociedad.
Como primer paso hacia esta visión, debemos acoger al trabajador inmigrante como una parte esencial de la clase obrera. En Europa, las personas están desafiando a sus gobiernos y luchan por apoyar a los refugiados. Ataquemos la estrategia de los gobernantes al emular la moralidad de los trabajadores europeos.