Fue un día muy triste para la justicia en los Estados Unidos. El Reverendo Edward Pinkney, inquebrantable y acérrimo dirigente en la lucha por la justicia y las necesidades de los obreros más pobres en la comunidad de Benton Harbor, Michigan, fue condenado por cambiar las fechas a las peticiones para destituir a un alcalde al que la comunidad considera que es un servil de Whirlpool. No había evidencia para condenarlo. Este caso se trata acerca de las actividades políticas del Reverendo Pinkney en nombre del pueblo y en contra de las corporaciones. Debido a esto, se le podría separar de su familia y de su comunidad por muchos años.
Este caso muestra muy bien la consolidación del poder de las corporaciones. Por mucho tiempo, estas empresas han dejado al margen el propio espíritu de la Constitución. Ahora también están dejando de lado sus palabras. Estas corporaciones están intentando crear una situación en la que no se les pueda oponer resistencia. Cuando se corre el riesgo de terminar en la cárcel por revocar el cargo de un funcionario público, se demuestra qué tan peligroso es el entorno político. ¿Cómo se puede condenar a alguien si no hay evidencia para hacerlo?
Michigan es un caso que sienta precedente y un modelo sobre el total control fascista que existe en los Estados Unidos. Este tipo de situación sucederá cada vez más y con mayor frecuencia. Debemos luchar contra todo ataque, donde sea que vayan sucediendo. Las preguntas que surgen son: ¿Quién controlará la sociedad? ¿La controlarán las corporaciones de acuerdo a sus propios intereses o será el pueblo el que las controle según sus intereses? Somos nosotros quienes deberemos decidir el futuro.
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