Fascismo: ¿Por qué?

La fusión del gobierno y la corporación

En los Estados Unidos, estamos atravesando por una profunda crisis política, social, cultural, moral y económica. En el centro de esta situación se encuentra la inequidad económica actual. La desigualdad económica entre los ricos y la gente trabajadora pobre se está volviendo más evidente, por consiguiente, el aspirar a un futuro mejor para todos parece cada vez más como un sueño lejano.

Mientras que las empresas se hacen menos dependientes de la fuerza laboral de los obreros, estas se están volviendo más hostiles hacia las necesidades de la gente norteamericana. La oligarquía empresarial está actuando para destruir la promesa que alguna vez le hicieron a la gente de que si seguían las reglas, se les garantizaría un pedazo del pastel. Continuamente, exigen a los obreros a producir más en menos tiempo, reducen el número de trabajadores en las líneas de producción mediante la introducción de tecnología, la cual sustituye la mano de obra y presionan para eliminar las protecciones laborales para así bajar los salarios de los obreros y maximizar las ganancias corporativas.

Millones de norteamericanos han comenzado a cuestionar la injusticia del modelo económico de los EE.UU., y aumenta su frustración y desconexión del sistema político bipartidista de este país. Mientras que aumenta la disconformidad civil por los millones de indignados, la oligarquía empresarial mira esto como una amenaza eminente a la propiedad privada, y consecuentemente ha utilizado su dinero para tomar control del sistema político de los EE.UU.

La oligarquía empresarial controla a casi todos nuestros funcionarios electos. El Pentágono ha equipado a las instituciones policíacas locales con armas de guerra, no para luchar contra soldados extranjeros, sino contra cualquier huelguista en las líneas piquetes, cualquier grupo que lucha en contra de la desigualdad como Occupy, cualquier grupo que lucha para detener las deportaciones como el movimiento por los derechos de los inmigrantes, y finalmente dejaron muy claro que se utilizará la fuerza excesiva y las tácticas militares contra cualquier grupo que luche contra la brutalidad policiaca como en Ferguson, Missouri. Cuando los manifestantes salieron a las calles para exigir justicia para Michael Brown, una modesta ciudad del medio oeste se convirtió en una ciudad fragmentada por la guerra. La oligarquía corporativa tiene que proteger la propiedad privada, porque sólo así garantiza su control absoluto sobre los norteamericanos y para que las ganancias corporativas continúen en aumento, mediante el uso del control sobre el sistema político estadounidense y de los políticos (que tienen) en sus bolsillos. Los funcionarios electos han dejado muy claro que el proteger a sus amos es más importante que proteger al público.

Debemos estar muy conscientes de que en este momento de nuestra historia, el gobierno—el organismo en que se confiaba para la protección de los norteamericanos—se ha fusionado con la oligarquía empresarial y ahora sirve a las corporaciones y no a la gente.

Ya no se le puede confiar al gobierno con las necesidades y la seguridad del pueblo. Estamos en un punto, en el que si el estado corporativo, ve a millones de personas amenazando a los ricos, el gobierno utilizará cualquier táctica o método para eliminar cualquier amenaza planteada por los trabajadores, académicos, activistas, desempleados, jóvenes y ancianos. Hemos llegado al período del fascismo en este país.

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