Weslaco, TX—¡El pueblo estadounidense está indignado! En general, por la actual crisis humanitaria que se presenta en nuestras fronteras del Sur Oeste del país particularmente en el Valle del Río Grande del Sur de Texas donde se ha provocado una desesperante polaridad entre la clase trabajadora estadounidense. La desinformación y lo tendencioso de los medios de comunicación, están dividiendo al pueblo de nuestro país. Desde la enfurecida ama de casa, hasta el chofer insatisfecho, el veterano decepcionado, el estudiante confundido y también el inmigrante, en todos está el mismo coraje y la misma confusión.
¡El pueblo estadounidense está indignado! En nuestras últimas elecciones nacionales, el Presidente Obama nos hizo creer que en su presidencia podríamos soñar y alcanzar nuestros objetivos para un mejor país y para poder salir de la pobreza. Hasta ahora seguimos perdiendo nuestras casas ante los bancos, el seguro médico atado a las corporaciones y difícil de obtener, nuestras escuelas siguen cerrando ó trabajando con menos recursos, y todavía no vemos la forma de salir de nuestra pobreza.
¡El pueblo estadounidense está indignado! está furioso! Cuando escuchamos de los millones que se gastan en nuestras guerras sin fin y, de la creciente militarización de la frontera Sur Oeste. Estamos furiosos cuando se nos miente. Cuando se nos dice que los EE. UU. ya no puede gastar en programas sociales por que se crea un incremento de nuestra deuda gubernamental, cuando no están tomando en cuenta el enorme costo asociado a las guerras y el impulso por la militarización. Hemos estado luchando en el Medio Este por 25 años. Muchos de nosotros no comentamos nada de las guerras por temor de parecer antipatriotas y no comprometidos, pero; el patriota más grande es aquel que se opone a su propio gobierno y desacuerda con su política exterior que hace pedazos a nuestro país.
Nosotros tanto los descendientes de estadounidenses como de inmigrantes, estamos furiosos porque Obama nos prometió una reforma de inmigración y un modo de naturalización para muchos refugiados indocumentados. Estamos furiosos porque los únicos dineros gastados para aliviar las crisis humanitarias son para obligar e imponer, y nada para las verdaderas necesidades humanas, solamente deportaciones y más deportaciones.
Hay coraje en los Estados Unidos con nuestros políticos y gobernantes que solamente buscan la forma de repatriar a esos trabajadores a las mismas condiciones que dejaron atrás: pobreza, represión, violencia, y un ciclo de muerte sin fin.
Debemos mantenernos furiosos y demandar juntos al gobierno que pare y desista de todas estas guerras y, que detenga el impulso de militarizar nuestras fronteras y que proponga una solución viable a la actual crisis humanitaria que se vive en la frontera del sur, enfocando tanto el problema como sus raíces: Exijamos un alto a las deportaciones, un camino viable a la legalización y al empleo.