Otros tratados ínfames

El Tratado de Libre Comercio de Centro América (TLC-CA)

El TLC-CA fue inaugurado entre el 2005 y 2009 con Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, y la Republica Dominicana. Fue promovida con promesas semejantes a las del TLC. A pesar, se está viendo que es un desastre para los trabajadores de todo el hemisferio. Inaugurado en ambiente de guerras y desestabilización en la región, beneficia a corporaciones multinacionales estadounidenses mientras destruye gobiernos locales y sus economías, conduciendo a aun más emigración. Se calcula que el TLC-CA despojará a 5.5 millones de trabajadores y granjeros de sus terrenos. Los países del hemisferio se encuentran en una carrera hacia abajo, competiendo por inversiones.

La Asociación Tras-Pacifica (TPP , siglas en inglés) y el TLC de las Américas (FTAA , siglas en inglés)

El TLC-CA al igual que el TPP les otorga derechos a inversionistas de demandar a países si sus “expectativas de ganancias en el futuro” son violadas. Semillas para cosechas son patentadas, de tal forma privatizando la producción de alimentos. Estas y aun otras medidas son promovidas rápidamente en oficinas corporativas en secreto.

Las economías del hemisferio son integradas con rapidez. La globalización que resulta definitivamente causa la emigración. Existen planes de extender el TLC-CA y el TLC al resto de Latino América bajo el TLC de las Américas (FTAA). De forma semejante, el TPP ligará las economías de Asia con las de las Américas.

Lo que se ve claramente es que ni los obreros estadounidenses ni los obreros Latino Americanos se beneficiaran. El “Libre Comercio” tal como se llama beneficia a corporaciones globales de los EE.UU., México, Centro América, Canadá, y muy pronto, inversionistas capitalistas de Asia se están integrando en una clase capitalista global. Se eliminan las fronteras para inversiones y el comercio, pero no para previamente auto-suficientes trabajadores a través del hemisferio. Sus niveles de vida caen. Anteriormente protegidos trabajadores estadounidenses son desplazados por tecnología que elimina la mano de obra o por compañías que se mueven hacia áreas con sueldos bajos. Ahora los estadounidenses son víctimas de medidas de austeridad, son privados de derechos democráticos, y experimentan violencia semejante a la que se ha visto en Latino América en el pasado.

Nuestro porvenir está ligado. Es tiempo de que comencemos actuar como una sola clase. Las medidas necesarias para nuestra supervivencia no deben de ser “propiedad privada” para una clase capitalista global que está eliminando fronteras para su beneficio pero que las construye para mantenernos divididos.

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