Una parte del debate acerca de la inmigración que es ignorado por los medios de comunicación trata con el impacto del Tratado de Libre Comercio (TLC) del 1993 y la aglomeración de “tratados libres” que han surgido desde entonces. El comprender su impacto explica porqué es que inmigrantes acuden a los EE.UU., y también porqué es que nuestros políticos evitan hablar de esto. El anterior Presidente Bill Clinton, un Demócrata, fue clave en la decisión de inaugurar el TLC.
La promesa del TLC fue qué mejoraría el nivel de vida de los obreros Mexicanos, con tal de crear una “clase media” estable, cual podría comprar productos estadounidenses, y de tal forma aumentar los empleos en ambos lados de la frontera. Fue promovido como ventajoso para todos. De tal manera mexicanos no tendrían que abandonar su país natal en búsqueda de trabajo en los EE.UU..
La realidad es distinta. Primeramente, el impacto inmediato en México fue devastador. Se perdieron arriba de 2 millones de trabajos agrícolas. Campesinos perdieron todo ya que el maíz que producían no pudo competir con el maíz subsidiado e importado del medio-oeste de los EE.UU., cual es cosechado por maquinaria moderna. Bajo provisiones del TLC granjeros estadounidenses gozaban de un subsidio del 40% mientras campesinos Mexicanos sufrieron una rebajo de sus subsidios de 33.2% a 13.2%. Además, 28,000 empresas pequeñas Mexicanas en las ciudades fracasaron ya que no pudieron competir con empresas gigantescas tales como Wal-Mart.
Entre las primeras escaramuzas de resistencia fue el sublevamiento Zapatista del 1º de enero, 1994. Zapatistas basados en el estado de Chiapas protestaban un cambio en la Constitución Mexicana, el artículo 27 cual le abría el camino a la privatización de terrenos públicos a compañías petroleras estadounidenses y a otras empresas multinacionales. Los ejidos en Chiapas están situados en lugares donde se cree que hay mucho petróleo, al igual que en Guatemala. A consecuencias de la supresión de los Zapatistas y la competencia desbalanceada con la importación del maíz estadounidense, 50,000 Chiapanecos emigran hacia los EE.UU. cada año.
Al comienzo, 1.3 millones de empleos fueron creados en las ciudades de México, principalmente en la frontera. Llegó el punto donde el 30% de todos los empleos originaban en las maquiladoras. Pero los sueldos eran 10 veces más bajos que los de los EE.UU.. Además, desde su comienzo, el empleo en las maquiladoras de México desaparecía al ser enfrentado con sueldos hasta más bajos en Asia, Centro América, y recientemente se perdían con más frecuencia al ser reemplazados con tecnología que no ocupa mano de obra humana.
Para el obrero estadounidense, los resultados del TLC han sido igual de desastrosos. Casi un millón de empleos manufactureros se han perdido, hacia el extranjero o México. Hasta la amenaza de mudar la empresa al extranjero ha tenido efecto socavado sobre el aumento de sueldos en los EE.UU.. Trabajadores desplazados se han tenido que emigrarse internamente en la búsqueda por empleos. 38,000 pequeños granjeros han perdido sus terrenos desde la inauguración del TLC, a tal grado que solo el 2% de todas las granjas estadounidenses controlan el 50% de las ventas.
El TLC siempre le otorgó garantías de bajos costos de trabajo a los inversionistas, eliminó tarifas protectoras y permitió la explotación sin restricciones de los recursos minerales y de la tierra de México, además de destruir protecciones de condiciones de trabajo y ambientales. En contraste, no les garantizó nada a trabajadores en ambos lados de la frontera. Trabajadores mexicanos, huyeron a las ciudades y entonces a los EE.UU.. Una vez autosuficiente, México tuvo que importar maíz para tortillas ya que su producción agrícola fue dirigida hacia la exportación.