¿Por qué está en aumento la desobediencia civil?

Manifestación en Filadelfía en contra de los recortes presupuestarios.
Manifestación en Filadelfía en contra de los recortes presupuestarios.
FOTO: Harvey Finckle

 

En Carolina del Norte, está en aumento un creciente movimiento para confrontar a un gobierno y su estructura política, los cuales están interponiéndose en el camino de las personas para poder recibir las necesidades más básicas de la vida. En el marco de sus exigencias por obtener justicia e instaurar una sociedad moral, más de 900 personas fueron arrestadas. Estos actos de desobediencia civil son una expresión de indignación moral por las condiciones existentes, las cuales ya no se pueden tolerar más.

El movimiento “Moral Mondays” (o Lunes Morales) se ha propagado por Georgia, Carolina del Sur, Florida y otros estados del sur. En estos lugares las personas están enfrentando condiciones que son prácticamente idénticas: quienes están en el nivel inferior—los pobres—están experimentando recortes en sus beneficios de desempleo y en sus estampillas de alimentos, al igual que recortes drásticos en la educación y se les está excluyendo de los servicios para la atención de salud, especialmente de Medicaid  —en un momento en que la automatización está eliminando una cantidad cada vez mayor de puestos de trabajo y cuando los que aún quedan son de bajos salarios, de medio tiempo o temporales y no incluyen beneficios.

En el caso de los trabajadores indocumentados, la legislación actual les obstaculiza cualquier acceso a los servicios de salud, vivienda, beneficios de desempleo, educación o cualquier tipo de derechos laborales.

Esta ola de desobediencia civil en el sur forma parte de un movimiento más grade que se está desarrollando en todo el país. Se está enviando a la cárcel a muchas personas en Michigan por oponerse a la construcción de un oleoducto que representa una amenaza para el medio ambiente. Otros están siendo arrestados en California y Albuquerque por oponerse a la violencia policial. En Alabama, siete manifestantes se encadenaron a los portones de una prisión privada en la que hay inmigrantes indocumentados, exigiendo “ni una deportación más.”

¿Por qué se recurre ahora a la desobediencia civil? Esa misma pregunta debió formularse un movimiento en el sur a mediados del siglo pasado. En ese tiempo, se controlaba a millones de afroamericanos a través de las denominadas leyes de Jim Crow (leyes discriminatorias), las cuales formaron parte de uno de los sistemas más brutales que se hayan visto jamás en el mundo. Era ilegal que se sentaran en las barras de las cafeterías, era ilegal que se sentaran al frente de los autobuses, era ilegal que intentaran educarse, era ilegal que buscaran viviendas o trabajo en ciertas áreas y era ilegal que votaran.

La desobediencia civil fue el catalizador que dio origen a un movimiento masivo para el cambio. Y cuando se negó el derecho a las protestas, la gente desafió y se enfrentó a mangueras para incendios, perros policías, golpizas y bombardeos, y miles terminaron en la cárcel por expresar los fines y los sueños de un movimiento que no se negaría.

Ahora, al igual que en ese entonces, nos encontramos en un momento en el que la gente enfrenta condiciones intolerables, pero actualmente hacemos frente a una nueva situación: un gobierno que se ha fusionado con las corporaciones y se está interponiendo en el camino que nos llevará a las reformas. Pero la desobediencia civil no sólo es una vía para atraer la atención de los políticos. La misma representa un cambio fundamental en la postura del movimiento.

Ya no estamos rogando. Ya no estaremos a la defensiva intentando aferrarnos a lo que ya se ha perdido. En vez de ello, la desobediencia civil representa una postura progresiva que está decidida a dar forma a una sociedad transformada que sea justa y moral, y un gobierno que funcione al servicio de los intereses del pueblo.

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