Fotos: New Press/Nueva Prensa, Meta Chaya Hirschl & Frida Salazar, Daily Lobo
ALBUQUERQUE—Parece que un asesinato se justifica cuando se porta una placa del departamento de policía de Albuquerque (APD por sus siglas en inglés). El 25 de marzo oficiales policiácos mataron a James Boyd, una persona sin techo que supuestamente amenazó a los oficiales en una desolada área montañosa donde se encontraba acampamentado.
La justificación (de acuerdo al mencionado departamento) fue que un cuchillo en cada mano de Boyd significaba una amenaza para seis o más oficiales (incluyendo los K-9). O como el alcalde del lugar declaro “un error.”
Desde el año 2010 los oficiales de la APD han estado implicados en 37 balaceras, 23 de ellas con fatales consecuencias. Como consecuencia del incidente del 25 de marzo, más de 1000 manifestantes marcharon hasta el cuartel de la APD para demandar justicia para las comunidades de Albuquerque. “Otra persona muerta” fue el grito de la protesta. Desgraciadamente horas después de esta protesta, otra persona fue asesinada en las manos de los oficiales del APD. Ellos otra vez utilizaron fuerza represiva.
Las protestas dividieron a la gente de Albuquerque: los que apoyan a los policías de la APD y los que no la apoyan. Esto ha generado una gran discusión (incluyendo nuestras familias y amigos) con justificaciones absurdas por el departamento.
El punto no es apoyo o no a la policía. Pero más bien, estamos hartos con las injusticias que resultan de la placa policiaca. Un oficial de policía esta supuesto a servir y proteger la comunidad pero, pero más bien se les teme.
Por años parece que el alcalde, el gobernador y el jefe de policía “arreglan” todas las situaciones “tras la cortina” declarando que estas balaceras son justificadas y que la conducta de los policías también se justifica. Los oficiales de la APD han sido autorizados a proceder por sobre la población por la que se le paga para proteger.
Se han tomado numerosas quejas contra la conducta de los policías dentro y fuera del deber pero nunca han tenido repercuciones. Ha pesar de investigaciones internas, la policía sigue utilizando fuerza excesiva que se ha incrementado en meses recientes hasta que se dió el último incidente. Después del tiroteo contra Boyd ha habido tres protestas públicas. La gente de Albuquerque no está cerrando los ojos a la realidad, han levantado su voz y, continua luchando por los que no tienen voz hasta que hayan soluciones.
