“Hay gente aquí con la que nunca antes había estado en una reunión”, le dijo un activista que por mucho tiempo ha trabajado con la juventud latina a un líder anglosajón de la iglesia, quien momentos antes se le había presentado.
Ambos estaban asistiendo a una reunión de la Coalición de Justicia para Andy López en la pequeña ciudad de Santa Rosa, en el pleno corazón de la región vinícola de California. Pero lo que los reunió va más allá del asesinato del joven de 13 años en manos del agente auxiliar del alguacil.
Durante muchos años, los latinos en Santa Rosa han experimentado racismo por parte de los anglosajones, ya sea directa o indirectamente. Pero esto podría estar cambiando.
Durante la última década, los ataques del gobierno federal bajo la táctica de “dividir y conquistar” contra los inmigrantes indocumentados ha reunido a una cantidad de anglosajones moralmente indignados —muchos de los cuales pertenecen a diversas iglesias— en torno a un movimiento local de derechos humanos, que en su mayoría está compuesto por latinos.
Mientras que, hace dos años, los préstamos de rescate que otorgó el gobierno a los bancos más grandes, con el uso del dinero de los contribuyentes —en mientras que los propietarios de viviendas enfrentaban embargos hipotecarios y desalojos— había provocado que los latinos indignados se lanzaran a las calles como parte del movimiento “Ocupar”, que en su mayoría estaba formado por anglosajones.
Lo que sirvió de base para que ambos casos —que unieron a los anglosajones y los latinos por igual como parte del “99 por ciento”— fue la crisis económica en marcha y quizás la sombra de un futuro casi sin empleo que la misma crisis ha proyectado entre la juventud, tanto anglosajona como latina.
El activista anglosajón ha descubierto que cada miembro de su congregación intensamente de la “clase media” ha resultado afectado por la crisis, de una u otra forma —la pérdida de puestos de empleo, hogares, servicios de salud y ahorros para la jubilación.
Sus hijos y nietos han sido los más perjudicados —lo cual incluye a muchos graduados recientes de las universidades que, en el mejor de los casos, sólo han logrado encontrar un puesto de medio tiempo con un salario muy bajo en los hoteles y restaurantes de la zona.
Por su parte, el activista latino observó cómo se organizaba la juventud con la que él trabajaba para llevar su enojo hacia las calles, en solidaridad con sus compañeros de clases anglosajones.
Era claro que su enojo se dirigía tanto hacia ese “futuro sin futuro” como al asesinato de otro joven más por parte de las fuerzas policiales cada vez más militarizadas.
La unidad del 99 por ciento está aumentando en el condado de Sonoma. La crisis económica le está dando forma a esta unidad y de manera objetiva ha colocado hombro a hombro a los anglosajones y los latinos. Y cuando la yesca está seca, una sola chispa puede iniciar un incendio por todo el prado.
En el condado de Sonoma, la trágica muerte de Andy López puede haber sido esta chispa. De ser así, los anglosajones tienen que renunciar a muchos malos hábitos y los latinos deben aceptar a los nuevos aliados, así con todo y defectos.