“Un país en fuga” ha declarado el rotativo de mayor circulación en Puerto Rico. Una mudanza masiva de más de medio millón de puertorriqueños durante la primera década del corriente milenio (2000). A raíz de esto el ritmo de crecimiento de la presencia boricua en los E.E.U.U. es por lo menos tres veces mayor que el del resto de la población
Por otra parte, cientos de miles de familias , provenientes de Mexico y otros países de Centro y Sur América ejecutan su propio estilo de fuga brincando las vallas de la ilegalidad fronteriza que impone el capital.
En ambos casos, la fuga en forma de migración masiva no es nueva. Para un creciente número de latinoamericanos y caribeños continúa siendo una forma de abrazarnos a la incertidumbre que el capitalismo explotador nos impone dentro de los estrechos confines del imperialismo norteamericano.
La explotación laboral es una cadena de la cual los puertorriqueños somos el eslabón colonial. Puerto Rico es una reserva laboral en donde: más de la mitad de la población está fuera de la fuerza de trabajo formal, el ingreso per capita es más bajo que en el estado de Missipi y la deuda asfixia a la gran mayoría de la población. A esto se añade el clima de guerra de todos contra todos que el matrimonio entre la lucha por la sobrevivencia y el crecimiento del narcocapitalismo engendra. Este es el gran causante de la fuga de aquellos que aún cualifican para ser explotados en condiciones supuestamente mejores y más tolerables.
Aunque el ciudadano colonial boricua adquiera el beneficio completo de su ciudadanía cuando se muda a la metrópolis, este sigue rezagado. Proporcionalmente ,el boricua en los E.E.U.U. vota , domina el inglés y tiene un nivel de escolaridad mayor que el resto de la población hispana; sin embargo, tiene un mayor nivel de pobreza y desempleo.
Se ha creado una cortina de humo para cegarnos y no ver nuestras afinidades como trabajadores y seres humanos en lucha por una mejor vida. Nos han hecho creer y nos hemos creído que los puertorriqueños- por ser ciudadanos u.s.a.mericanos- somos un caso especial de privilegio. Según el cuento oficial de las clases dominantes norteamericanos y sus subordinados socios coloniales en Puerto Rico y en los E.E.U.U. los puertorriqueños no somos migrantes.somos ciudadanos u.s.americanos que nos mudamos a distintos estados del conglomerado federal, de acuerdo a nuestra necesidad y conveniencia.
Si nos seguimos creyendo este cuento estaremos condenados a intensificar la guerra de todos contra todos, en la que un numero creciente de nuestros hijos e hijas serán las fatalidades.
La fuga boricua no debe mirarse como la llegada de más enemigos en la competencia para integrarnos al explotador mercado de trabajo capitalista. Los recién llegados boricuas tampoco pueden mirar al indocumentado latinoamericano como su inferior competidor. Hacer esto es correr todos hacia el mismo precipicio.
Nuestra fuga debe llevarnos a romper juntos esa cadena de explotación que nos une y nos divide a todos. Nuestra unión significa el debilitamiento del gran capital que nos oprime a todos.