Puerto Rico/Chicago: El mismo enemigo, muchas trincheras

Asean en un mitín de su escuela
CHICAGO—Asean en un mitín de su escuela.
Foto: Imagén fotografiada de un video por Pedro Angel Rivera

 

Incendiado de rabia al escuchar que su escuela iba ha ser cerrada, Asean Johnson , un niño de  9 años en su tercer grado de  escuela elemental encarnó el puño de la protesta y la demanda proletaria colectiva de todos nosotros cuando  les dijo a la junta del Sistema de Educación Pública: “Déjen que la comunidad hable, dejen que los maestros hablen, dejen que los estudianes hablen, dejen que los padres hablen, dejen que ellos controlen esta junta, no permitan que sean los banqueros los que controlen esta junta” Poco más tarde, esta vez ante docenas de padres y estudiantes Asean desplegó el potente liderato de su temprana edad y les arengó insistiendo: “No somos juguetes”…”No nos vamos a rendir sin dar la lucha hasta el final” Levantando el puño en alto lanzó entonces la consigna: “La educación es un derecho y por eso es que tenemos que pelear”.

Rosemary Vega una jóven madre puertorriqueña hizo lo propio cuando  lideró a un grupo de padres y maestros, quienes  organizaron piquetes de protesta y ocuparon por varias horas a la escuela elemental Lafayette, otra de las escuelas programadas para cierre permanente.

En Puerto Rico, tierra  muchas  madres como Rosemary  con niños también incendiados de rabia como Asean también habitan los banqueros , los agentes de bienes raíces y las corporaciones que miran a la educación  no como un derecho y una inversión para abrir la compuerta de un futuro de oportunidad, sino como una mercancía para venderle al mejor postor.

Mientras en Chicago la prole nuestra sufre cierres de escuelas y despido de maestros, en las comunidades más necesitadas del pan de la educación en Puerto Rico la clase política también amenaza con cierres de escuela y despidos de maestros. Al son del trillado estribillo de la crisis fiscal, la clase política insiste que hay que alimentar a los insaciables banqueros, antes que mejorar las condiciones de trabajo y estudio de los  maestros y estudiantes acosados por el creciente clima de incertidumbre y deterioro social. Como en Chicago también en Puerto Rico un creciente número de padres, niños   maestros han estado cobrando conciencia luchando contra los efectos depredadores de un sistema social y económico  que es fuente de riqueza para la clase política y las corporaciones   y  fuente de empobrecimiento para el creciente ejército de desposeídos a través de todos los EE.UU. y en territorios coloniales como Puerto Rico.

Ante este cuadro de ofensiva estatal y patronal, donde la privatización, es decir la conversión de nuestro derecho a la educación pública se convierte en otra mercancía más para el lucro de unos pocos, los maestros y sus sindicatos no importa su militancia, no son suficiente.

Ante un enemigo tan poderoso como el estado capitalista corporativo de los EE.UU.  la unidad de las distintas trincheras de lucha  de los  trabajadores desposeídos latinos, africano americanos y anglos no es solo una buena idea es una necesidad para nuestra sobrevivencia colectiva. Nuevos métodos de lucha son indispensables para el logro de esta unidad y para la destrucción de las falsas barreras de diferencias nacionales que nos imponen ese pequeño grupo de parásitos financieros que vive de nuestro sudor colectivo.

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