El Wall Street Journal publicó lo siguiente: “Algunos de los nombres más grandes de Wall Street están haciendo fila para transformarse en arrendadores de aquellos estadounidenses escasos de dinero.”
Y no es broma. Recientemente, uno de los principales promotores de la industria de las hipotecas de alto riesgo y de su posterior caída dejó su puesto en un banco para empezar un fondo de cobertura (también denominado fondo de inversión privada de alto riesgo) por un monto de $1,000 millones y transformarse en arrendador de viviendas.
En el gran banco de inversiones, Goldman Sachs, Donald Mullen fue uno de los líderes del grupo que participó en lo que Wall Street ha denominado “el Gran Corto.” Él apostó grandemente a la quiebra del mercado inmobiliario, aún cuando vendía bonos que estaban compuestos por malas hipotecas.
Ahora él está comprando viviendas a precios bajos para después alquilárnoslas.
Los negociadores y los inversionistas con grandes recursos que están tratando a los hogares embargados del 99 por ciento de la población como una “oportunidad de inversión” forman parte de una clase capitalista que aunque es pequeña goza con mucha liquidez, y que establece cualquier forma organizativa que sea conveniente para ese momento.
Ellos se encargan de la gestión de bancos, corporaciones, fondos de cobertura y centros especializados de estudios de la élite.
Y también aceptan y renuncian a los principales cargos económicos dentro del gobierno.
Quien fuera jefe de Mullen en Goldman Sachs, Hank Paulson, otorgó fondos de rescate al banco después del colapso de las hipotecas de alto riesgo, mientras se desempeñaba como Secretario de Hacienda.
Ellos saben que son la clase gobernante, pues lo aprenden en la escuela, lo observan en sus trabajos y se ríen de ello en su vida social.
Y harán todo lo que esté a su alcance para evitar que aprendamos que somos la clase obrera —todos nosotros, tanto los nacidos aquí como los inmigrantes, con y sin documentos.
Esto se debe a que temen que si comprendemos que somos una sola clase, esa clase que ellos están desposeyendo, y si entendemos que nos están reemplazando, puesto de empleo tras puesto de empleo, con las computadoras y los robots…
…entonces podríamos actuar como una sola clase, la gran mayoría de la clase obrera, para retomar la riqueza que hemos creado, todas las cosas que necesitamos…
…y pasar a forjarnos un futuro sin ellos, utilizando la agricultura y la industria—incluidos los robots—para poder satisfacer nuestras necesidades y las de nuestros hijos, obtener la libertad y buscar la felicidad.
Así que Dios nos ayude.