Como ciudadano de un país europeo, nunca me había preguntado por qué la salud es un derecho humano. Bajo mi concepción europea, esta premisa me parecía incuestionable y básica, hasta que inmigré a USA y me topé con un sistema de salud privado. El presente artículo intenta transmitir al lector, una visión europea del sistema universal de salud.
Si bien es cierto, que los sistemas universales de salud europeos están pasando por problemas y se están intentando introducir recortes sanitarios, el reconocimiento de salud como derecho humano, hace que la idea de privatización del sistema sanitario sea rechazada en Europa.
El presente artículo intenta transmitir al lector, una visión europea del sistema universal de salud.
Lo derechos humanos se definen “como el conjunto de facultades e instituciones que en cada momento histórico concretan las exigencias de la dignidad, la libertad e igualdad humana, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional” (Antonio Perez Luño, “Derechos Humanos, Estado de Derecho, y constitución” Madrid: Editorial Tecno 2003). Así mismo, la Declaración Universal de Derechos Humanos establece en su artículo 25 que, “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica, y los servicios sociales necesarios.”
Durante siglos la salud había sido considerada como mera “ausencia de enfermedad” hasta que en 1947, la Organización Mundial de la Salud redefinió el concepto de salud como “un estado de complemento físico, mental, y social y no sólo la ausencia de enfermedad.”
Dicha incorporación de “social”, supuso un cambio sustancial que hizo que la salud se integrase en el mundo social. De esta forma, se impulsó la Sanidad como un derecho social básico de todas las personas situando al Estado ante la obligación de proteger ese derecho. Resultando incuestionable que la salud guarda relación con el derecho a la vida, la dignidad, y que cualquier limitación al acceso de los servicios sanitarios supone una causa de exclusión social.
Pese a la inclusión de la salud como un derecho en la lista de derechos reconocidos por la comunidad internacional, e inclusive la ampliación de su contenido como derecho social nos encontramos como en diferentes partes del mundo la aplicación práctica entre salud pública, derechos humanos y derecho social no se ha articulado lo suficiente.
Mientras que en algunas partes del mundo, entre otros, Europa, Canadá, Corea del Sur, Brasil, la consideración de salud como un derecho humano, bien público y social básico genera automáticamente una serie de obligaciones y responsabilidades para el Estado, de incluir dentro de su normativa jurídica la obligación de respetar, promover, proteger y facilitar el acceso universal a la salud. En otras partes del mundo, caso paradigmático, EEUU, la consideración de la salud como un bien que depende de uno mismo y no del Estado, hace que se genere una natural resistencia a su universalización y su total exclusión de la consideración de la salud como un bien público y social.
En California, este rechazo a la universalización está cambiando. La campaña por una California Saludable, ha hecho suyo el lema de Medicare para todos, y la Salud como un Derecho Humano.
Dicha Campaña, integrada por una coalición de diferentes organizaciones, está firmemente comprometida con la lucha por crear un sistema de salud que garantice el acceso al sistema sanitario de todos los californianos. Greg Miller, coordinador y activista de la Campaña en el Condado de Santa Clara, en entrevista en exclusiva para Tribuno del Pueblo, nos explicará como en California es posible y necesario un sistema universal de salud.