En memoria de un compañero en lucha…

Hace apenas dos meses, el 6 de agosto del corriente año, perdimos al compañero de luchas Ricardo Campos Orta. La pérdida de Ricardo es momento para recordar la ganancia que su vida significó para muchos. Es ocasión extremadamente fértil para cosechar la lección que su viviente legado deja en el corazón de todo(a)s lo(a)s camaradas que con él compartimos las alegrías y sinsabores de una lucha, que como el rayo, no cesa. Es ahí en donde radica la lección principal que el compañero, camarada Ricardo nos legó: La lucha desde todas las trincheras y en todo momento, como  antídoto al sinsentido del sistema de vida capitalista que nos aprisiona cotidianamente.

Ricardo fue un incansable luchador desde la trinchera del partido político de los “de abajo”, luchando contra el colonialismo de su madre tierra puertorriqueña tanto en la isla archipiélago como desde la entraña imperial en Norteamérica. En ese mismo espíritu de lucha, Ricardo luchó hombro a hombro con hombres y mujeres de todas las estratas sociales y nacionalidades, arropado con el más noble espíritu de internacionalismo comunista y proletario, fiel a sus propias raíces como hijo de padre y madre proletaria.

Desde su madre tierra se destacó como  militante del Partido Independentista Puertorriqueña y como miembro destacado de grupos de avanzada comunista como el Partido Socialista Revolucionario. Desde dichas organizaciones, laboró tanto en el terreno de la manifestación de protesta callejera y en el campo de la lucha ideológica como escritor, historiador, profesor universitario y debatiente, siempre en defensa de la lucha proletaria contra la explotación y la dominación capitalista.

Obligado a emigrar a los EEUU, por razones de discrimen político y por su propia necesidad de búsqueda en otros terrenos de lucha, conoce a luchadores revolucionarios de otras nacionalidades en el espacio abierto por el entonces recién nacido Partido Comunista Laboral. Dentro de ese espacio político logra conectarse como intelectual proletario a las luchas de clase  en donde el PCL estaba insertado. En  Agrupémonos Camaradas y El Tribuno del Pueblo la escritura y el análisis revolucionario de Ricardo se enlazan al colectivo intelectual proletario del PCL para popularizar las ideas, tácticas y estrategias desarrolladas al calor de las luchas de los desalojados, los trabajadores agrícolas migrantes y el proletariado industrial en decadencia- todos explotados y  desahuciados por el capitalismo en su nueva fase de recreación destructiva.

Hoy, nos toca a sus muchos compañeros y discípulos de lucha celebrar su legado de la única manera en que Ricardo nos recomendaría que lo hiciésemos: batallando desde múltiples trincheras, como el rayo no cesa, contra un sistema capitalista moribundo pero cada día más peligroso y más obsesionado con empujarnos a la lucha de todos contra todos, en lugar de a la humanidad sin esclavitud a la que todos y todas aspiramos.

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