Es posible establecer un nuevo sistema educativo

¿Por qué ahora los Estados Unidos—uno de los primeros países en garantizar una educación gratuita, universal y pública—se encuentra entre los primeros que le pondrán fin? ¿Por qué había dinero disponible durante alguna etapa de la historia de nuestra nación, pero ahora se están agotando estos recursos? ¿Y cómo puede un país que tiene 412 billonarios y gastos que ascienden a unos $2,000 millones semanales sólo en la guerra de Afganistán no contar con recursos para la educación de su juventud?

He aquí la razón.  El sistema capitalista impulsado por las ganancias ha ingresado a su etapa electrónica, en la que no existe la necesidad de educar a quienes este sistema ya no puede emplear. La educación pública de los Estados Unidos se diseñó de forma tal que satisficiera las necesidades de mano de obra de la clase capitalista. Durante la era industrial, la educación pública garantizó una oferta de trabajadores educados para diseñar y hacer funcionar las fábricas en expansión del Siglo XX. Bajo los actuales métodos electrónicos de producción (que no necesitan mano de obra), los obreros se están transformando en algo innecesario dentro del proceso de producción integrado globalmente y son cada vez menos útiles para la clase capitalista.

Por ello, a través del gobierno, las corporaciones están restructurando la educación, al servicio de sus propósitos. Las mismas se están apoderando prácticamente de todo lo que antes era público, incluida la educación, y transfiriéndolo al control privado (corporativo). Actualmente, los líderes empresariales predominan en las juntas de las universidades públicas, lo cual permite a las corporaciones hacerse cargo de algunas operaciones y después privatizar instituciones enteras.  La educación de calidad se está diseñando de forma tal que esté al servicio de los hijos y las hijas de los privilegiados  y de un estrato muy limitado de profesionales, necesarios para diseñar y hacer funcionar a los robots y las computadoras que cada vez más se encargan de la producción en el Siglo XXI. Paso a paso, el derecho a la educación para todos se está transformando en algo del pasado, excepto para los ricos.

La única solución es la instauración de una nueva sociedad cooperativa en la que los medios de producción socialmente necesarios se transformen en propiedad pública. Esta sociedad ofrecería a todos una educación pública de alta calidad.

Una batalla fundamental de hoy, y un paso rumbo al establecimiento de una nueva sociedad, es en torno a la nacionalización de la educación—bajo el liderazgo y el control de la clase obrera. La nacionalización significa que el gobierno federal apoyaría y financiaría la educación, pero toda la comunidad se encargaría de moldearla y forjarla. Las pautas nacionales garantizarían que todo(a) estudiante reciba una educación gratuita y de calidad. Las corporaciones no desempeñarían ningún papel dentro de este sistema. La educación pública garantizaría la mayor maximización posible de las habilidades de cada persona.

La lucha por la nacionalización dará inicio a un debate más amplio sobre quién controla el gobierno y al servicio de cuáles intereses está el mismo—el pueblo o las corporaciones. Si vamos a tener un gobierno—y un sistema educativo—del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, tendremos que librar una lucha política para lograrlo.

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