Los medios de comunicación y los políticos ya no pueden afirmar que las víctimas de las ejecuciones hipotecarias por parte de los bancos “se metieron en camisa de once varas” y “tuvieron que conocer mejor” la situación.
Hasta ahora, la mayoría de las hipotecas que han ejecutado los bancos han sido en los barrios latinos y afroamericanos —donde una de cuatro familias ha perdido o está perdiendo su hogar.
Lo novedoso de la situación actual es que ahora también se están ejecutando viviendas que pertenecen a la clase media anglosajona — que según la agencia noticiosa Reuters, son “los estadounidenses con hipotecas ordinarias, cuya habilidad de cumplir con sus pagos ha resultado afectada por los duros tiempos económicos”.
Ellos representan “el nuevo rostro de la crisis de viviendas”. Ya no son la clase media y están profundamente en estado de choque. Pero esta reacción inicial ya se está desvaneciendo, ya que se están enfureciendo, y mucho. Se han sentado las bases para la unidad de los desposeídos.
Y ya hay indicios de esto. En todo el país, los jóvenes del movimiento “Ocupar” se han estado pronunciando en contra de las ejecuciones hipotecarias.
Desde Miami hasta Los Ángeles y desde Minneapolis hasta Atlanta, los “ocupantes” han ocupado las viviendas y los patios de las personas que enfrentan los desalojos, hasta que logran que se vayan los comisarios.
Un miembro de “Ocupar” en Los Ángeles explicó a Reuters lo siguiente: “Esta causa engloba todo por lo que estamos luchando… la codicia de las corporaciones y los préstamos de rescate de los bancos, al igual que una rama judicial y un gobierno corruptos”.
Los propios agentes de bienes raíces están organizándose en contra del control que han asumido las corporaciones en este sector. En Washington, la Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces —que cuenta con un millón de miembros— se pronunció en contra del plan de la administración de Obama dirigido a vender grandes carteras de viviendas a licitadores con billones de dólares.
Pero quizás lo más intrigante sea la posibilidad de una huelga hipotecaria mediante la cual millones de personas dejarían de efectuar pagos a las denominadas hipotecas “bajo el agua” —término utilizado para describir una situación en la que la hipoteca es mayor que el valor de la propia vivienda. Actualmente, 40 millones de personas se encuentran en esta situación en los Estados Unidos.
Mucho es lo que se puede lograr cuando todos —latinos, afroamericanos y anglosajones— se reunifican al enfrentar los mismos problemas. Y el primer paso para hacerlo es darse cuenta de esto.