El 15 de junio, el presidente Obama anunció que iba a usar su poder discrecional para detener la deportación de jóvenes indocumentados que fueron traídos a los EE.UU. cuando eran niños.
Esto es sólo una exención temporal, la cual pudiera ser revocada en cualquier momento y estos jóvenes serían obligados a registrarse con Homeland Security cada dos años, en dicho tiempo su residencia pudiera ser negada.
Pero si causó un suspiro de alivio entre muchos latinos, especialmente los jóvenes.
En los últimos años, la juventud latina, los Dreamers, han estado librando una batalla valiente por la reforma inmigratoria. Bajo el lema, “Indocumentados y sin miedo”, las y los jóvenes han participado en desobediencia civil, en huelgas de hambre y encabezado marchas.
Nadie puede negar que han sido las y los jóvenes latinos, con su energía y coraje, quienes ha mantenido el movimiento por la reforma inmigratoria latente. ¿Por qué es que es el presidente iligió no parar las deportaciones?
La administración de Obama ha detenido y deportado el mayor número de inmigrantes que cualquier otra administración en la historia de los EE.UU. Después de tantos sueños aplazados, Obama con el toque de una pluma, hace lo que hubiera podido hacer en cualquier tiempo en el pasado durante su administración.
La última acción de Obama no puede evitar dejar un sabor agridulce en las bocas de la gente. Esto demuestra la descarada corrupción política de la política estadounidense y su sistema de dos partidos. Cualquiera de los dos partidos pudo haber tomado esta decisión durante su administración. Pero optaron por no hacerlo — hasta que fuera más útil para los intereses de clase que representan—y no un momento antes.
Mientras que la razón inmediata de esta maniobra de Obama es de conseguir ligar estrechamente los más de 20 millones de votantes latinos al Partido Demócrata, esa no fue la razón principal. Obama está en serios aprietos, y sus acciones deben de ser vistas dentro del contexto economico y político actual.
El hambre, pobreza y el desempleo permanente están creciendo. Los capitalistas deben mantener los medios de producción (que fácilmente pudierán alimentar, vestir, albergar y educar a todo el mundo) en manos privadas. El reemplazo creciente de trabajadores con robots está creando la inestabilidad social, lo cual amenaza su conrol.
La nueva política de Obama sobre la inmigración es parte de la estrategia de la clase dominante para tratar de estabilizar la situación politicamente.
Mucha gente reconoce que esta nueva política de inmigración no es suficiente. A la vez sienta un precedente peligroso. Sienta la base para que un sector de la clase obrera se convierta en rehenes del gobierno.
Los jóvenes latinos que escojan registrarse con el Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security Department), por ejemplo, deberan de seguir haciendolo cada dos años, haciendolos muy vulnerables porque estarán a merced de las autoridades. Esto dificultaría su participación en la lucha social
Los trabajadores de este país no deben permitir que éste o cualquier otro sector de la clase obrera, sea detenido como rehén. Esto abriría un flanco por el cual la clase dominante pudiera atacar los derechos de todos los trabajadores.
En vez, cada uno de nosotros debe seguir organizando y presionando para la legalización integral de todos los inmigrantes indocumentados – mientras, que al mismo tiempo, sigamos emprendiendo una lucha por una sociedad nueva en donde a ningún ser humano se le llame ilegal.
