¿Qué significa el tomar poder de las corporaciones?

Este artículo fue primero imprimido en nuestra publicación hermana, People’s Tribune.

Desde el principio del movimiento, “Ocupar Wall Street” nuestros lectores nos han preguntado: “¿Qué significa el tomar poder de las corporaciones?” Bueno, en cualquier lucha política lemas anticipan las demandas políticas. Su intento es de señalar alguna meta o paso clave en el camino. En este caso el intento del lema es de mostrar la necesidad de convertir el poder económico de estas corporaciones para el interés del pueblo.

La tarea de los revolucionarios de hoy es de romper con la idea de que la propiedad privada es sagrada y de terminar con la separación del poder económico y político en el intelecto del pueblo. Cuando hablamos de la propiedad privada no nos referimos a las posesiones de la gente—casas, ropa, autos, etc.—particularmente las nececidades de la vida. Más bien nos referimos a las instituciones y empresas que controlan los productos y servicios que la gente precisa están bajo e control y son la propiedad privada de un puñado de gente, o de los capitalistas, los cuales utilizan para su ganancia.

Nosotros alzamos el lema de “tomar el poder de las corporaciones” con tal de ilustrar la realidad de que aquellos quienes dominan el país económicamente también lo manejaran políticamente.

Hoy, las corporaciones y sus dueños capitalistas tienen más poder económico y político que el pueblo.   Para ellos las empresas que producen todo lo necesario para ganarse uno la vida son propiedad privada. El lucro, y no nuestro porvenir es lo que les importa. Por medio de su control del gobierno ellos aseguran sus ganancias en vez de nuestros intereses. Aunque nos dicen que vivimos en una democracia, los capitalistas por medio de sus cabilderos en el congreso deciden recortar programas de educación, viviendas, atención médica, y e empleos.

Presenciamos una tremenda polarización entre la riqueza y la pobreza en este país. Sectores enteros de la clase trabajadora, que jamás lo pensaron, ahora caen en la pobreza. La tendencia es de tratar con los efectos o las consecuencias de que los medios de producción están en manos privadas en vez de atacar la verdadera causa. Esto conduce a intentos de reformar el sistema o de apaciguar la avaricia de los capitalistas.

Hay que llegar al fondo del problema. La verdadera causa del problema es que la producción electrónica es más barata que la producción mecánica. Bajo el capitalismo esto siginifica utilizar robots  y el despedo de trabajadores. El sistema de distribución sufre trastornos porque el sistema de producción ha cambiado. El trabajador no puede comprar lo que se produce, y el capitalista no puede regalarsélo, porque no saca ganancias.

En la lucha por unir y dar conciencia al movimiento revolucionario de “Ocupar Wall Street” y a las numerosas otras luchas debemos de aprender a trabajar con lo que es inevitable y necesario, en este caso la nacionalización.

La crisis económica actual nos demuestra que la nacionalización de centros claves de la producción y de finanzas es inevitable para salvar a la clase capitalista. La crisis de la bolsa de valores de 2008 y los préstamos con nuestro fondos públicos a los bancos y corporaciones lo demostraron. Se posita la pregunta: “¿La nacionalización en interés de quién?” El gobierno, en bolsillos de las corporaciones, busca nacionalizar en los intereses de las empresas. Pero, ¿quién dice que la nacionalización no debe de ser en el interés público?

No necesitamos a las corporaciones privadas para mantener la producción. Es por eso que se hace el llamado de tomar poder de las corporaciones. Este lema es un llamado para que los revolucionarios se mobilizen para presentar una visión de un mundo de plenitud, posible con la nueva tecnología, si ésta estuviése en nuestras manos. Es un reto para inspirar al pueblo a que haga lo correcto, defender los derechos humanos en vez de los derechos de las corporaciones. Es un reto para los revolucionarios de levantar conciencia para esclarecer la relación entre el poder político y económico para que el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” se pueda convertir una realidad.

 

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