La lucha entre los usuarios y los propietarios de viviendas en Merced, California, también está surgiendo en todos los Estados Unidos. Esto forma parte de una transferencia masiva de riqueza de la clase obrera de este país a los ricos y poderosos – los capitalistas, que apenas constituyen el 1 por ciento.
Asimismo, la toma del consejo municipal de la ciudad de Merced representa sólo una de las escaramuzas mediante las que los capitalistas están reformulando el gobierno para urgir sus intereses de una forma aún más abierta y agresiva.
La crisis económica del capitalismo nos está golpeando a todos, tanto a los inmigrantes como a las personas nacidas en el país, y las viviendas representan una de los principales escenarios de lucha.
Primero, se adueñaron de los hogares de aquellos propietarios a los que habían vendido sus hipotecas, bajo el supuesto de que “los bienes inmuebles siempre aumentan de valor”. Después, comenzaron a posesionarse de los hogares de quienes perdieron sus puestos de empleo durante la crisis.
Y ahora están ejecutando las hipotecas de los pequeños inversionistas cuyas capacidades se han extralimitado.
En estos casos, los inquilinos reciben una notificación de sólo 30 días para que desalojen, aún si han venido pagando su alquiler puntualmente. Y los grandes bancos, que son los que a final de cuentas se quedan con las casas y los apartamentos, los están vendiendo a las grandes coaliciones de empresas.
Uno tras otro, los programas de la administración de Obama dirigidos a los propietarios de viviendas que enfrentan dificultades económicas han fracasado y sólo han logrado llegar a un porcentaje muy reducido de las personas que debían ayudar. No hay ningún programa, bueno o malo, para aquellos inquilinos que se les está obligando a desalojar.
La lucha para mantener a estos inquilinos en sus hogares es una lucha por la justicia y la dignidad. Asimismo, la lucha para mantener a los verdaderos representantes del pueblo en el gobierno es una lucha por la democracia, la defensa de muchos en contra de la depredación de pocos.
La pregunta económica que surgió en Merced es la misma en todas partes: ¿Quién tiene el derecho básico a la vivienda, las personas que las construyeron y utilizan, o aquellos que nos las han quitado y las “poseen” — los ricos, la oligarquía, los capitalistas?