México no podía proteger su propia agricultura de las fluctuaciones del mercado mundial. El exceso mundial de café en la década de 1990 bajo los precios por debajo de los costos de producción. Un gobierno menos atrapado podría haber comprado los cultivos de los agricultores de Veracruz para mantenerlos a flote, u otorgar subsidios para otros cultivos.
Sin embargo, una vez que las estructuras de mercado libre estuvieran establecidas, éstas prohibían la intervención del gobierno para ayudarlos, los agricultores pagaron el precio. Los campesinos de Veracruz se unieron a la corriente migratoria de trabajadores rumbo a el norte. Allí se convirtieron en una parte importante de la fuerza de trabajo en la planta procesadora de carne de cerdo Smithfield en Carolina del Norte, así como en otras industrias.
El proceso de producción fluje a las áreas de bajos salarios.
A mediados de junio de 2006, Ford Corporation ya uno de los mayores empleadores de México, anunció que invertirá $ 9000 millones más en la construcción de nuevas fábricas. Mientras tanto, Ford dijo que iba a cerrar por lo menos 14 plantas de los EE.UU., causando la eliminación de decenas de miles de trabajos en los EE.UU.
Los dos movimientos fueron parte del plan estratégico de la compañía para reducir las pérdidas mediante la reducción drástica de los costes laborales y trasladar la producción.
Cuando General Motors fue rescatada por el gobierno de los EE.UU. en la actual recesión, cerró una docena de plantas de EE.UU. y despidió a decenas de miles de trabajadores. Mas sus planes para la construcción de nuevas plantas en México siguió adelante sin ningún obstáculo.
Este es un extracto de la “1º Parte: Migración: un producto de reformas de libre mercado”, de David Bacon. La serie de tres partes sobre la inmigración se ha publicado en su totalidad por el Programa de las Américas.