Todas las personas en los Estados Unidos deben oponerse al programa e-verify

El nuevo programa denominado E-Verify (verificación electrónica) no sólo obliga a los empleadores a ayudar al gobierno de los Estados Unidos a seguirle el rastro a los trabajadores indocumentados, sino que también a rastrear a todos los obreros sin excepción y a reportarlos a las  autoridades gubernamentales — a los ciudadanos estadounidenses y en general a toda persona sin importar su nacionalidad.

Este programa, que hasta el momento es voluntario, insta a los empleadores a utilizar de inmediato una conexión con el gobierno de los Estados Unidos a través de Internet para verificar el estatus de todos

los nuevos empleados. Este programa voluntario se ampliará con el tiempo y se transformará en algo obligatorio.

Toda persona en los Estados Unidos está amenazada debido a este rastreo de cerca por parte del gobierno.

A medida que nos enrumbamos hacia el fascismo, el gobierno estadounidense está instaurando un sistema de rastreo tal que hubiera hecho sonreír a los nazis alemanes mientras planeaban la inhumación de los judíos. El gobierno está bajo un control corporativo total y va rumbo hacia el fascismo, por lo que el hecho de exigir que todos los empleadores sean agentes del gobierno es algo increíblemente peligroso.

Poco a poco, el gobierno de los Estados Unidos ha venido trabajando para transformar a los empleadores privados en agentes migratorios. Hasta a los empleadores que no desean cooperar con los programas de deportación se les está obligando a actuar de forma renuente como agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

El primer paso en este proceso se tomó con la promulgación de la Ley de Reforma y Control de la Inmigración en 1986, la cual prohibió a los empleadores a contratar a cualquier persona, aún a los ciudadanos estadounidenses, sin verificar su identidad y determinar si reúnen los requisitos jurídicos para trabajar, todo lo cual se hacía al completar el Formulario I-9. Si bien esta “reforma” se efectuó bajo la administración del Presidente demócrata Bill Clinton, la misma es el resultado de los esfuerzos aunados de ambos partidos políticos.

Los empleadores tenían que mantener el formulario I-9, pero no tenían que enviarlo inmediatamente al gobierno.

En tanto la crisis económica se ha ido profundizando, han incrementado los esfuerzos por culpar a los indocumentados.

Muchas personas decentes cuyos trabajos exigen su participación en este injusto programa de espionaje gubernamental no desean hacerlo. Sin embargo, hay sanciones delictivas y civiles por no obedecer la ley. Se puede multar a un empleador por la suma de entre $375 y $3,200 por contratar a un(a) trabajador(a), aún sabiendo que no está autorizado(a) para trabajar en los Estados Unidos. El empleador también puede estar sujeto a acusaciones criminales.

Aún así, aquellos ciudadanos anglos estadounidenses que están objetando el hecho de tener que actuar como agentes migratorios, están haciendo lo que pueden por resistirse a esta ley. Una gerente de empleos en Nevada entregó renuentemente los documentos de un obrero, José, sabiendo que los mismos no iban a poder pasar el escrutinio.

Ambos vivían en un pueblo pequeño y ella supo cuándo vendría el ICE por José.

Por eso, ella se cercioró que el empleado se fuera de la empresa y le consiguió un puesto en otra compañía — por supuesto, un trabajo que no era seguro, ya que el nuevo empleador también estaría obligado a verificar sus documentos.

La situación de José es un buen ejemplo sobre la forma en que se están deteriorando aún más las condiciones de vida de los obreros indocumentados.

Al tener que dejar un trabajo cada vez que se verifica su estatus y tener que buscar otro empleo, estos trabajadores se ven limitados a ocupar puestos muy básicos o a que se les pague “por debajo”. Esta situación afecta negativamente a todos los trabajadores, ya que todos tienen que competir contra los salarios de estos obreros. La solución no es deshacerse de los trabajadores indocumentados, sino de luchar contra programas como E-Verify, los cuales logran que los obreros se enfrenten entre sí y fortalezcan el capital.

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