Porqué todo el mundo se ha lanzado a las calles

La revolución en el campo de la tecnología está expulsando de la producción a los obreros del mundo.

En los inmensos maizales y trigales del medio oeste estadounidense, una serie de tractores teledirigidos están sembrando y cosechando los cultivos.

En el Valle del Silicio (también denominado Valle de Silicona) en California, las industrias de alta tecnología están generando nuevos productos que están transformando el mundo y para ello sólo necesitan unos pocos obreros. Hasta China e India, países considerados como las reservas de mano de obra más grandes del mundo, los magnates industriales están reemplazando a sus

obreros con robots.

Entonces, no es de sorprenderse que los desempleados y los subempleados — al igual que aquellos que son capaces de observar las señales que auguran problemas — se lancen a las calles a protestar, país tras país.

Estamos viviendo en tiempos revolucionarios. Y tras todos los grandes cambios en marcha se encuentra la revolución de la tecnología.

En el denominado “Cinturón de Óxido” industrial estadounidense, la gigante empresa automotriz General Motors está produciendo casi un 10 por ciento más de automóviles con un 25 por ciento menos de obreros. En el sur, donde se pagan salarios bajos, GE está presumiendo con orgullo sus plantas “manufactureras avanzadas” que producen complejos motores para aviones y turbinas de gas con sólo 350 obreros.

Los cabecillas corporativos están muy enterados del desempleo que están creando. Pero, tal como lo declaró de forma defensiva el presidente y director ejecutivo de GE, Jeffrey Immalt, a un reportero del Financial Times, “no es como si pudiéramos decir, ‘tengamos una baja productividad (empleemos a más obreros)’”.

El reportero reconoce que si GE y otras empresas van a permanecer competitivas, no tienen realmente otra opción más que reemplazar a los obreros con los robots, “pero esto ilustra por qué el empleo en la industria manufacturera se ha reducido en 5,7 millones durante la última década”, explicó.

El rendimiento productivo de las manufacturas aumentó en casi un 50 por ciento entre 1997 y el 2007. Sin embargo, con la producción robótica, la productividad (el rendimiento por obrero) aumentó casi el doble de rápido, lo que significa que se perdieron millones de puestos de empleo.

En los Estados Unidos, los obreros han estado muy preocupados acerca de los trabajos que han exportado las corporaciones — “subcontratándolos” en países con mano de obra barata. Pero ahora, la producción robótica también está reemplazando a los obreros en China e India.

El magnate chino Terry Gou emplea a más de un millón de trabajadores en su imperio industrial en expansión, en el cual fabrican en su totalidad la mitad de los productos de alta tecnología que se subcontratan en el mundo, tales como computadoras, juegos y reproductores de archivos musicales (iPod).

Pero durante una fiesta que ofreció a sus empleados, él anunció con regocijo que había comprado un millón de robots, los cuales reemplazarían a muchos de los obreros. El corresponsal del Financial Times en Beijing informó que los presentes “se mostraron conmocionados”.

La propia India está fabricando robots y reemplazando a los obreros en todo el mundo. Con sede en la ciudad que se considera como la capital manufacturera de automóviles, Chennai, Precision Automation and Electronics fabrica robots para las empresas Caterpillar, Ford y Chrysler.

Ranjit Date, presidente y director ejecutivo de esa empresa, explicó que le fue difícil convencer a los fabricantes de India de utilizar robots, ya que la mano de obra es muy barata allí. Pero han descubierto que la automatización es aún más barata y, según le dijo al New York Times, “hemos crecido en oleadas en la economía de India”.

Durante décadas, se les ha dicho a los obreros en los Estados Unidos que la automatización crearía nuevas industrias y millones de nuevos puestos de empleo, tanto en servicios como en el campo de la manufactura.

Pero esto ya no es cierto.  En décadas recientes, las pequeñas empresas — muchas de las cuales son negocios incipientes — han generado dos tercios de los nuevos puestos de empleo. Y actualmente hay tantos o más pequeños establecimientos de negocios que antes del inicio de la recesión en el 2008, pero los mismos están produciendo un tercio menos de trabajos.

Los programas en línea hacen que sea innecesario que estos establecimientos contraten personal para cosas básicas como la contabilidad, los inventarios y el servicio al cliente.

Y en las telecomunicaciones — que está surgiendo como una de las áreas gigantes dentro de la industria de servicios — los puestos de empleo también están desapareciendo. La demanda de cosas como teléfonos inteligentes y computadoras de tableta están en auge.

Por su parte, las empresas de telecomunicaciones han despedido a más del 12 por ciento de sus trabajadores. Sólo la compañía telefónica Sprint ha despedido a unos 20,000 empleados.

Harold Meyerson escribió en el Washington Post que “de todas las mentiras que se le han dicho al pueblos estadounidense durante las últimas cuatro décadas, la más grande podría ser esta, que todos saldremos adelante de esta transformación de una sociedad industrial a una post-industrial”.

Sin embargo, esto puede y debe ser verdad. Existe más que suficiente para satisfacer las necesidades del 99 por ciento de la población. Pero esa promesa se materializará únicamente si revolucionamos a la sociedad para que todos nosotros, y no solo la oligarquía corporativa, nos podamos beneficiar de la revolución de la tecnología.

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