Hacia adónde vamos

Los defensores de los derechos de los inmigrantes se han transformado en una variedad inusual de compañeros íntimos. Políticos, jefes de policía, empresas y sindicatos, comunidades religiosas y organizaciones de la sociedad civil: todos ellos se encuentran dentro de una misma facción.

En esta mezcla tanto de buena como de inusual compañía, los revolucionarios deben dilucidar cuál debe ser la luz que nos guíe.

En el ámbito nacional, las poderosas fuerzas económicas están en movimiento, no sólo para dominar al gobierno, sino que también para constituirlo. Éstas consideran que lo poco que todavía queda de democracia en nuestro país es un obstáculo para que puedan regir completamente.

Estas fuerzas están determinadas a destruir la democracia antes de que las condiciones económicas deterioradas hagan despertar a la gente.

Estas fuerzas necesitan dividir y conquistar.

Aquí yace la importancia de los temas migratorios para esta clase gobernante.

Históricamente, se han utilizado estos temas para dividir y conquistar a la clase obrera, a los que nacieron en este país contra los que son inmigrantes. La clase gobernante utiliza el ataque contra los indocumentados como una “cortina de humo” para esconder el fracaso del sistema económico, el capitalismo.

Para poder ver a través de esa cortina de humo, los obreros deben observar los aspectos en común de su lucha. Nuestros sueños y esfuerzos no son diferentes para ninguno de nosotros, sin importar el color o la nacionalidad de que se trate.

Nuestra lucha es por amor hacia nuestras familias. Este amor nos obliga a buscar trabajo más allá de las fronteras y de los estados en los que residimos.

Vivimos y trabajamos para satisfacer las necesidades básicas de nuestras familias, tales como alimentos, servicios de salud, albergue y educación.

Es este amor hacia nuestras familias lo que nos une, tanto a los inmigrantes como a los nacidos en este país.

Si bien podemos sentir temor y confusión acerca de nuestro futuro, no debemos permitir que la clase gobernante nos dividan.

Nuestro único rumbo viable es unir a todos los obreros — como una sola clase — y luchar por nuestras necesidades básicas, nuestra dignidad y un mañana mejor.

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