E-verify ataca a todos los obreros

Se ha introducido más legislación antiinmigrante en el Congreso. Su propósito: dividir y conquistar

En junio, Lamar Smith, miembro republicano de Texas en la Casa de Representantes, y 53 cosignatarios presentaron el proyecto de ley antiinmigrante más duro que jamás se haya introducido durante los más de dos siglos de existencia del Congreso.

Si esta iniciativa, conocida como “Legal Workforce Act” [Ley sobre una Fuerza Laboral Legal] o H.R. 2164, se transforma en ley, la misma obligará a que todo(a) trabajador(a) deba verificar su situación legal en el trabajo a través del sistema denominado E-Verify (verificación electrónica), y obligaría a los empleadores a despedir a cualquier persona que el Seguro Social señale que está utilizando una cédula de identidad falsa.

Los Estados Unidos está experimentando una de sus oleadas más perversas de sentimientos antiinmigrantes y contra los trabajadores en general — una oleada que sólo puede compararse con las de los siglos XIX y XX.

El fin último del capitalismo estadounidense — tanto el actual como el de ese tiempo — ha sido dividir y controlar a los trabajadores de este país y velar por que los obreros no se unan para exigir el fin de la explotación de los trabajadores inmigrantes, un alto a los recortes salariales y una menor duración de los días laborales, al igual que del propio sistema capitalista.

Es en este contexto que debemos comprender el “pleito de cantina” que existe entre el partido Republicano y el Demócrata sobre quién golpea más duramente a los inmigrantes.

A finales de los años 1700, a medida que fue aumentando el movimiento migratorio de obreros políticamente activos provenientes de Francia y Alemania, los capitalistas estadounidenses los vieron como una amenaza. Por lo tanto, ellos consideraron que era urgente y necesario deshumanizar, demonizar y controlar a estos nuevos trabajadores — y reducir su grado de influencia en los obreros estadounidenses.

De todo esto nació el denominado nativismo estadounidense, con el propósito de poner en contra a los trabajadores entre sí. En un país en el que anteriormente se acogía a todos los inmigrantes, los propagandistas del capital diseminaron la idea de que se debe considerar como hostiles a los grupos étnicos o como extraños para las culturas originarias y, por consiguiente, no se debe considerar que son iguales.

Con base en el nativismo estadounidense, en 1798, el gobierno

federal — controlado por los capitalistas — aprobó las leyes de extranjería y sedición. Esta nueva legislación otorgó al presidente de esa época poderes arbitrarios para excluir o deportar a los extranjeros que se consideraban como peligrosos y para enjuiciar a cualquier persona que criticara al gobierno.

Durante los años 1800, los inmigrantes irlandeses, entre otros, enfrentaron actitudes racistas. Los anuncios en los periódicos sobre los puestos de empleo que estaban disponibles, al igual de los letreros de “se necesita ayuda”, señalaban de forma explícita que “los irlandeses no pueden solicitarlos el puesto”. Esto humilló públicamente a ese grupo y fomentó la idea de que los obreros que habían nacido en los Estados Unidos eran superiores.

Actualmente, los capitalistas empresariales y financieros controlan tanto al partido Demócrata como al Republicano. También su control de los principales medios de comunicación es absoluto. Y nuevamente, ellos se han encargado de revivir el nativismo estadounidense para dividir a los trabajadores de este país — y del continente — en un momento en que nuestra unidad también representa nuestra supervivencia.

Esa estrategia ha sido la base para impulsar las leyes antiinmigrantes mientras, al mismo tiempo, las empresas y sus políticos comprados también se encuentran impulsando leyes en contra de los sindicatos en el ámbito federal, estatal y local.

Los ricos de este país desean explotar a los inmigrantes aún más de lo que ya lo hacen. Asimismo, ellos están obligando a los inmigrantes a formar parte de la “economía clandestina”, en la que los trabajadores no tienen derechos, se les explota fácilmente y el objetivo final es reducir los salarios para todos los obreros del país.

Al saber esto, podemos comprender por qué la administración demócrata de Obama está obligando a muchos inmigrantes a dejar sus puestos de empleo a través de la creciente cantidad de “redadas silenciosas”: las auditorías de los formularios I-9 (verificación de elegibilidad de empleo).

Y también podemos comprender por qué los políticos republicanos están intentando aprobar una legislación federal que haga lo mismo a través del sistema E-Verify y las “cartas de no coincidencia” del Seguro Social, las cuales comparan los documentos de los trabajadores con los registros federales.

Pero también debemos entender que este ataque para dividir y conquistar está dirigido tanto a los obreros que nacieron en este país como a los que son inmigrantes.

Los trabajadores de este país deben unirse y rechazar lo que es una ideología nativista y capitalista. Los inmigrantes tienen derecho a trabajar y es necesario que las leyes laborales de los Estados Unidos los protejan de forma continua. Sólo al proteger esos derechos se podrán mantener los derechos de todos los trabajadores.

Y sólo al evitar otro período oscuro de racismo, discriminación en el trabajo y explotación de los inmigrantes, toda la fuerza laboral de los Estados Unidos podrá tomar el control de su propio futuro.

¡Uno para todos, y todos para uno!

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