Un residente del sur de Los Ángeles exclamó “asumamos el control”, refiriéndose a la reciente acción de la junta educativa de esta ciudad dirigida a cerrar la escuela de educación media “Henry Clay” para después reabrirla bajo las operaciones de Green Dot, una empresa dedicada a escuelas charter.
En vigencia desde el 2009, Public School Choice [Opción de Escuelas Públicas] es un programa del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) que permite que grupos externos envíen licitaciones para las escuelas públicas, tales como empresas y ONG que se encargan de las escuelas charter.
Por ello, se considera que el LAUSD es el distrito escolar que más acoge a las escuelas charter en todo el país.
El LAUSD utiliza puntajes de las pruebas estandarizadas para catalogar a las escuelas como “fracasadas” o “de bajo rendimiento” — aún cuando se ha comprobado que las pruebas son muy poco confiables para evaluar el desempeño o el rendimiento de las escuelas.
Al usar los puntajes para entregar estos centros educativos a los operadores de las denominadas escuelas charter, el distrito culpa a toda la comunidad escolar — los padres de familia, los maestros, los estudiantes y el personal — por los problemas que en realidad han ocasionado las décadas de recortes presupuestarios y una educación pública que no recibe suficientes fondos.
Y el LAUSD también está utilizando el programa para entregar las escuelas de reciente construcción, ¡las cuales ni siquiera tienen un historial o antecedentes del todo!
Aún así, la entrega de la escuela “Henry Clay” fue toda una sorpresa, ya que el LAUSD violó sus propias políticas al hacerlo. En vez de celebrar audiencias comunitarias para consultar a los padres de familia, el distrito simplemente anunció que Green Dot asumiría el control.
Marguerite La Motte, la única de los miembros del consejo escolar que se opone al programa Public School Choice, señaló que “el consejo escolar colocó a la escuela Clay en bandeja de plata y se la dio a Green Dot, sin ninguna solicitud o propuesta de por medio”.
Ella también explicó que “los puntajes de Green Dot no son mejores que los de Clay. De las 13 escuelas a su cargo en LAUSD, 8 han recibido un puntaje mayor a 650”.
Al entregar la escuela Clay a una organización cuyos puntajes no son esencialmente mejores que los de ésta, surgen sospechas sobre los motivos por los que el LAUSD está entregando las escuelas públicas de manera tan agresiva.
Diversos estudios sobre las escuelas charter muestran que su éxito inicial dependió del financiamiento masivo proveniente de los multimillonarios denominados “filántropos de operaciones de riesgo”, tales como el financista Eli Broad y el propietario de Microsoft Bill Gates.
El sistema de escuelas charter también ha recibido grandes críticas por filtrar a los estudiantes que necesitan más ayuda, tales como los alumnos con necesidades especiales y los que están aprendiendo a hablar inglés.
También hay otras desventajas.
A diferencia de las escuelas públicas, cuando las necesidades de las comunidades son muchas, se cierran las escuelas charter. De forma abrupta, Green Dot cerró su escuela secundaria semiautónoma “Animo Justice” a mediados del año escolar 2009-2010 y, con ello, dejó a una cantidad de alumnos, en su mayoría latinos, abandonados y enojados.
Ahora, las personas que han residido en el sur de Los Ángeles durante bastante tiempo — muchos de los cuales experimentaron las escuelas segregadas de facto mientras crecían — están exclamando “¡No nos trasladarán!” y “¡Esta es nuestra escuela, nuestra tierra!”
A esta lucha también se han unido residentes más recientes de Los Ángeles, los cuales vinieron a este país en busca de un mejor futuro para sus hijos. Ellos están diseminando datos sobre los acuerdos que se han logrado entre bastidores para entregar la escuela Clay, pero también se enrumban hacia una crítica sobre las acciones tomadas para eliminar lo “público” de la educación pública.
Con respecto a las primeras rondas del programa Public School Choice, en las cuales muchas comunidades lograron mantener sus escuelas, Emily Sáenz explicó que “no lo hicieron bien la primera vez, por lo que están modificando los procedimientos para esta vez quedarse con nuestras escuelas”.
Ella considera que la entrega de la escuela Clay sin ningún aporte de los padres de la familia es una prueba sobre la forma en que el programa Public School Choice se ejecutará en el futuro. “Esta lucha es más grande que una sola escuela — el futuro de todas las escuelas depende de si salvamos o no la escuela Clay”.
“Hay millones de dólares en la educación pública y estas organizaciones encargadas de los centros semiautónomos desean nuestras escuelas y nuestro dinero. El presupuesto annual de la escuela Clay es de $4 millones”, afirmó Sáenz.
La toma de esta escuela también representa un cambio en la estrategia de los encargados de los centros semiautónomos, los cuales por lo general envían sus licitaciones a las escuelas primarias. Muchos consideran que este es el primer paso para ocupar también las escuelas primarias preparatorias.
Al momento de esta publicación, el futuro de la escuela Clay era incierto.
Pero la lucha por mantener el aspecto público de la educación pública ha llegado a una comunidad con profundas raíces en las batallas por los derechos civiles en torno a una educación pública de calidad — y es muy probable que no permitirán que cese esta lucha.